La primera tentativa de escribir una flora del Ecuador, hizo W. Jameson, medico ingles, que vivió, si recuerdo bien mas de 30 años en Quito e hizo grandes colecciones de plantas. De su “Synopsis plantarum aequatoriensium” salieron en 1865 dos pequeños tomos (Ranunculáceas hasta Labiatas) cortándose la obra precisamente con la misma familia, con la cual se agoto la fuente de Jameson, es decir la obra de que había copilado la suya, copiando literalmente las diagnosis latinas. De su propia cosecha encontramos muy poco en este libro; hasta las observaciones generales, que hace sobre las familias, son traducciones de obras europeas y se refieren especialmente a plantas que no existen en el Ecuador, de las indígenas se busca en vano observaciones originales. Muchas de las plantas mas counes, que habrá visto con frecuencia en las cercanías de Quito y que existen en su propio herbario, falta en su flora porque nos las encontró en su autor usado. Jameson era colector entusiasta, pero de ningún modo un botánico científico. Mando sus colecciones a Inglaterra, donde los botánicos especialmente Hooker, las determinaron y descubre seguridad, mucho menos describir una nueva.
La investigación de Jameson en el campo de la botánica culmino la publicación de “Synopsis plantarum Aequatoriensium”, en 1865, comentada por Sodiro.
Pero también la bajada al cráter, que tiene la profundidad de 770 metros, no es una empresa tan ardua y arrojada, como se la pinta algunas veces, y fue ejecutada por varios exploradores científicos. Los primeros que bajaron al cráter del Pichincha en 1845, fueron el ingeniero S. Wisse y el señor García Moreno; en 1857 el ultimo repitió la descensión con el joven Jameson; en 1862 un pintor norteamericano, señor Orton pernocto en este abismo; en el año de 1870 los doctores Reiss y Stubel campearon muchos días con una numerosa comitiva en la caldera, y pocas semanas después pase también un día y una noche en el fondo del cráter, acompañado de un solo indio. No sé, si después otros han verificado la bajada, pero se puede hacerle sin gran riesgo, cuando el tiempo es favorable.
El 6 de julio de 1832, el doctor de la Gala, Director de la Facultad medica, da un paso de verdadera significación dentro del incipiente progreso en el estudio de las Ciencias Naturales, al dirigirse al Presidente del Municipio de Quito, solicitándole que le conceda una parte del parque de la Alameda para que el Doctor Guillermo Jameson se encargue de formar un Jardín Botánico con plantas y semillas traídas de Europa.
En 1852 los médicos aplicaban entre nosotros el cedal, según un certificado de ese año firmado por “profesores de medicina y cirugía” Miguel Vergara y Guillermo Jameson, que afirmaban que su cliente señor R.P. lo han tenido pasado un cedel desde hace mucho tiempo para curarlo de una inflamación del hígado y base del pulmón derecho.
El competente botánico Ingles Guillermo Jameson, radicado en el Ecuador como Cónsul de Gran Bretaña en Quito. Maestro de Manuel de Villavicencio y Montufar en Quito.
Solicitan poner nombre de Veintimilla a cumbre de montaña
Quito 1881.- el doctor W. Jameson, perteneciente a la Real Sociedad Geográfica, solicito al presidente de Ecuador Ignacio de Veintimilla que le permita utilizar su nombre para bautizar uno de los picos de la cordillera de los Andes.
Según relato el diplomático ingles, Hamilton, quien introdujo y presento a Jameson ante Veintemilla, este quedo muy intrigado por la insólita propuesta y solicito información.