En 1804, entre los vecinos que se distinguieron en esta labor de salvamento y que más tarde fueron agradecidos por el Rey se destacaron don Manuel Iturralde. El incendio fue tan violento que ya se temía que se repitiese la catástrofe de 1764; felizmente se descargo un torrencial aguacero que apago el incendio, a las 5 de la mañana. Las pérdidas se estimaron en 70 a 80 mil pesos.