GANGOTENA Y JIJON CRISTOBAL

GENEALOGISTA.- Nació en Quito el

1 de Mayo de 1884. Hijo legítimo de Víctor de Gangotena Posse, propietario agrícola, y de Dolores Jijón y Larrea, fundadora de la Asociación de Señoras de la Caridad de Quito que tuvieron un colegio para la enseñanza de manualidades a las jóvenes de escasos recursos, ella si, latifundista (propietaria de varias haciendas) como hija y heredera de Manuel Jijón y Carrión.

El último hijo de una familia de cinco hermanos que se criaron en la casa solariega de su familia materna situada en la Plaza de San Francisco.

Casi nada se conocía de su vida a no ser datos sueltos e insustanciales, hasta que en 1990 el Dr. Fernando Jurado Noboa publicó su biografía en 29 páginas en el No. 47 de la colección de Estudios Histórico Genealógicos”. A él seguiremos en este recuento biográfico. Pasó su infancia y primera juventud en las haciendas familiares y en 1896 ingresó al Colegio San Gabriel de los jesuitas donde estuvo muy pocotiempo pues su madre quiso hacerlo sacerdote y lo puso en el Seminario menor a aprender latín, pero como no se acostumbró, el 98 viajó al Colegio San Alberto el Grande en Arcueil cerca de París y allí estuvo hasta 1903 que se bachilleró. Enseguida comenzó a estudiar Instituto Comercial y se diplomó el 12 de Julio de 1905.

A la muerte de su padre, regresó a Quito a arreglar los asuntos de la herencia. Tenía veinte y un años de edad. El 6 viajó por Lima, capital que ejercía sobre él una innegable influencia, el 7 volvió a Quito y comenzó a frecuentar las tertulias semanales del Arzobispo Federico González Suárez, conociendo a otros personajes no tan jóvenes como Juan León Mera Iturralde y Luis Felipe Borja hijo. El 24 de Julio del9 figuró entre los fundadores de la Sociedad Ecuatoriana de Estudios Históricos Americanos, actual Academia Nacional de Historia.

Entonces consiguió de su pariente Carlos Freile Zaldumbide la secretaría de la Cámara del Senado y allí permaneció dos años. En Enero de 1912 solicitó que los presos políticos en Guayaquil fueran conducidos a Quito para su juzgamiento sin imaginar que serían vilmente asesinados en el Panóptico y arrastrados por las calles, sucesos de los que fue testigo el día 28 y a la mañana siguiente subió al Panóptico a recoger datos porque era curioso en todo. En 1913 acompañó a su amigo Mera como pre novicio franciscano, se pusieron hábitos, pero salían por las noches de farra con generosas mujeres y buen vino, tan ridícula vocación les duró unas pocas semanas. Poreso se ha dicho que tuvo una vida bastante feliz y a veces hasta divertida. Ese año se enamoró de su deuda Ana Victoria Noboa yCaamaño, guayaquileña guapa pero introvertida y se casaron el 28 de Junio, sin hijos. Los Noboa Caamaño estaban relativamente pobres pues a causa de la política habían tenido que pasar desde el 95 en Lima, en Octubre del 96 perdieron dos edificios céntricos en elIncendio Grande que sufrió Guayaquil, finalmente con la fortuna muy disminuida regresaron al Ecuador en 1912 y se instalaron en Quito.

En 1914 fundó la revista quincenal “Apolo.” El 17 viajó de Cónsul del Ecuador en Valencia. Al pasar por Madrid asistió a uno de los besamanos del Rey Alfonso XIII y como siempre tuvo un gran sentido del humor, de pura guasa se colocó en la fila tres veces, al final el Rey le dijo “Su Cara me parece conocida.”

En España estudió documentos genealógicos y heráldicos, conocimientos hacía los cuales se sentía inclinado y que cultivaría el resto de suvida. Solicitó el pase a El Havre pero no lo consiguió y en una temporada en Paris volvió a frecuentar la casa de su tía política Victoria Caamaño de Díaz – Erazo que era muy rica. El 19 estuvo nuevamente en Quito y debido a sus experiencias europeas emprendió la tarea de escribir y publicar iniciándose con un trabajosobre el Prócer Quiroga y su labor como abogado en 5 págs. y con Algunos nombramientos de gobierno y justicia librados por la Suprema JuntaGubernativa de Quito en 17 págs.

Entonces comenzaron a aparecer las genealogías de las principales y más pudientes familias de Quito, comenzando en el Boletín de laSociedad Ecuatoriana de Estudios Históricos con la familia del Prócer Salinas en 4 págs. y 1 lámina y con los Montufar, Marqueses de Selva Alegreen 4 págs. y 2 láminas ; sin embargo, a la par que se iniciaba como genealogista y heraldista, pues sus trabajos salían con escudos, nacía elarchivista y bibliófilo con otros géneros relacionados con la historia ecuatoriana y quizá por ello, el Presidente de la Corte Suprema le pidió que arregle el archivo de la Corte, que contenía los protocolos de las seis antiguas Notarías de Quito. En este trabajo ad honorem tuvo la ayudade dos amanuenses y la oportunidad de leer numerosos infolios y hasta editó un Informe en 3 págs.

El 20 dio a la luz dos Cédulas Reales sobre el Estandarte de la ciudad de Quito en 2 págs. y una rectificación histórica sobre Riobamba antigua en 17 págs, las genealogías de los Matheu, Marqueses de Maenza y después de Casasola y Condes de Puñoenrostro, Grandes de España en 8 págs. y 4 láminas, los Primeros Bibliotecarios (de la Biblioteca Nacional del Ecuador) los Fernández Salvador en 11 págs. y 1 lámina, los Gómez de la Torre en 14 págs. y 2 láminas. El 21 siguió con los Marqueses de Villa Rocha, su apellido Rocha, en 9 págs. y 1 lámina, del que salió una tiradaaparte, unas notas bibliográficas sobre las Crónicas de Cuenca de Octavio Cordero Palacios, desempeñó la secretaría de la Academia Nacionalde Historia y un Indice Cronológico de los abogados recibidos en la Real Audiencia de Quito.

El 22 salió su “Monografía de la Provincia del Pichincha” por las fiestas centenarias, Las Instrucciones del Capitán General electo de Santa Fé don Juan de la Cruz Mourgeon y Achet en 3 págs. “Orígenes de la Marquesa de Solanda, esposa del Gran Mariscal de Ayacucho en 4 págs. y Los Amores de Sucre,en 11 págs. calificado de uno de sus más simpáticos trabajos, fue republicado en diversos periódicos del país por ser amenísimo, en oncepáginas.

El 23 publicó “Genealogía de la familia Guarderas” en 10 págs. El Licenciado Gaspar de Espinosa en 4 págs. unas notas bibliográficas sobre el trabajo del Dr. Pierre Reimbourg sobre Gastronomía ecuatoriana, editado en Paris, otro sobre la Vida de Abdón Calderón de Octavio Cordero Palacios, la “Fundación del hospital de Quito” en 7 págs. “Documentos referentes a la batalla de Ibarra, con la narración históricade la campaña de Pasto” un trabajo sobre el Plan de Estudios del curso ecléctico de Filofoía moderna para el Colegio Real de San Fernando” en 8 págs. los Ascázubi en 6 págs. “Arteta” en 13 págs. y 3 láminas, “Carrión” en 26 págs. y 2 láminas, “Ensayo de una iconografía del Gran Mariscal de Ayacucho y algunas reliquias suyas y del Libertador que se conservan en Quito,” “Documentos referentesal Prócer y mártir guayaquileño don Juan Pablo Arenas” en 20 págs.

De ese año 24 son tres libros: 1) “Al Margen de la Historia, leyendas de picaros, frailes y caballeros”, en 193 pags. muy a lo Ricardo Palma, de la que se conocen varias ediciones y por ello es su obra más popular, la segunda edición es de 1.960 y la tercera del 62 ambas de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, 2) “La familia de Ycaza, documentos referentes a ella” en 255 págs. e ilustraciones. Unestracto genealógico salió en el boletín de la ANH. y 3) “Ensayo de una iconografía del Gran Mariscal de Ayacucho y algunas reliquias suyas y del Libertador que se conservan en Quito” en 86 páginas de lujo. Fue un año de éxitos editoriales.

Era una figura conocida en todo el país más que por sus estudios genealógicos que siempre fue un tipo de lecturas para las élites quiteñas y unos pocos iniciados, por sus crónicas, pues apartado de la oralidad fantasmal supo recrear sobre sucesos verdaderos extraídos de los procesos coloniales. Mas, su posición social de “noble” – así se sentía y actuaba – le impedía un acercamiento directo con la culturaecuatoriana de su tiempo, haciendo que su mirada fuera siempre para atrás, al punto que su cuñado el gran poeta modernista   Ernesto   Noboa y Caamaño le dedicó una de sus admirables poesías diciendo “A don Cristóbal de Gangotena y Jijón que vive de amor de América y de pasión de España.” Por eso no vivió los años delindigenismo (1922 – 1945) y terminó siendo un sujeto aparte.

El 25 editó “El testamento de Sucre” en 4 págs. el 26 “El hospital de la Santa Caridad y Misericordia de N. S. Jesucristo en Quito en 16 págs. un discurso suyo pronunciado en la inauguración de los trabajos de restauración de la histórica iglesia del Belén de Quito fundada en 1534” en 13 págs. y costeó la publicación de un libro de versos de su amigo Jorge Carrera Andrade.

En Enero de ese año ingresó a la dirección de la Biblioteca Nacional. El 30 editó su traducción en prosa de diez Églogas virgilianas, la genealogía de la familia Malo en 7 págs. y “Una medalla desconocí a de la batalla del Pichincha”.

El 32 la mayor de todas sus obras, una hermosísima y erudita “Genealogía de la Casa de Borja” en 192 páginas con Índices y numerosas ilustraciones; pero el libro ocasionó polémicas y malquerencias en el vecindario principal de Quito, por su malacostumbre de usar el “Don” y el “Señor” para recalcar desigualdades sociales y de no poner las líneas ilegítimas en el Ecuador, no asíen Italia y en España, con lo cual se comió a la gran mayoría de los descendientes de esa familia, muchos de ellos de innegableprestigio social, intelectual y político. Por eso se ha dicho que aún hoy, después de casi sesenta años, se puede sentir el malestar que ocasionó y que aún no desaparecen los resentimientos.

Por culpa de ese libro se suscitaron varios encuentros a golpes, lances, insultos y hasta remitidos anónimos. Tuvo que ausentarsepor algunos días de la capital y desde entonces muchas personas amigas que antes le saludaban con grandes muestras de simpatía, dejaron de hacerlo, algunos se volvieron hasta sus enemigos declarados. A consecuencia de ello le dio miedo seguir con susgenealogías capitalinas. Por eso se dedicó a publicar en otras ciudades. El 33 sacó tímidamente en el boletín del Centro deInvestigaciones Históricas de Guayaquil “los Caamaño” en 12 págs.

El 37 “Hidalguía de don Pedro Maldonado” precedida de datos biográficos suyos escritos por su amigo Pedro Román, en 66 págs. En Agosto volvió a trabajar en el Ministerio de Relaciones Exteriores comoDirector de Fronteras.

Era un hombre decimonónico en cuanto a su formación intelectual y aunque le correspondió vivir los años de la revolución liberal, dada su posición de aristócrata viajado por Europa, solo asimiló una pequeñísima parte de las reformas que se instauraron en el país. De allí sus conflictos emocionales y la constante tensión intelectual que se adivina en sus obras, a medias entre lo colonial y lo republicano, floraciones de un pasadoque siempre le pareció mejor. Por eso su amor a los archivos y la incesante manía de coleccionar objetos del pasado, que lo llevó a formar unabiblioteca, archivo y museo y a integrar la Junta de Defensa Artística del Museo Nacional pero fiel a sus ideas anticuadas, no quiso cambiar el tratamiento ni agregar las ramas ilegitimas, a pesar que en 1937 el Ecuador modernizó su Código Civil y abandonó la vieja y criminalclasificación de siete calidades diferentes de hijos por la más moderna de legítimos e ilegítimos, que hoy tampoco existe.

Para colmos, el 38, Pedro Robles y Chambers editó en Guayaquil su monumental “Contribución al estudio de la sociedad colonial de Santiago de Guayaquil”, que por su largo aliento está considerada como la principal obra genealógica de su tiempo en el país y esto también parece que le ocasionó un decaimiento psicológico pues él se sentía incapaz de realizar un plan tan completo y ambicioso (estudiar a la clase alta y a la clase media socio económica) que hubiera necesitado de un gran esfuerzo suyo para desinhibirse de los prejuicios sociales que le agobiaban, pero como era un sujeto generoso que sabía aquilatar el esfuerzo de los demás, al recibir la obra de su colegas guayaquileño, le escribió “Hasta hoy yo era considerado el primero pero ahora Ud. me ha superado” y publicó unas notas bibliográficas sobre esa obra.

En 1939 fue Subdirector de la Academia Nacional de Historia e inauguró su quinta reconstruida en la plazoleta de la Victoria donde colocó susescudos, libros y la mayor parte de sus obras de arte; pero, cosa rara, no se trasladó a vivir en ella, sino que la visitaba por las tardes solamente. Se encontraba algo desanimado y en carta a Gonzalo Zaldumbide llegó a decirle: Volver a escribir ¿Para qué? la crítica cobarde e interesada que mal me quiere, proclamaría mi decrepitud…

En 1940 representó a la ANH. En la inhumación de los restos de Celiano Monge y ocupó la Dirección del Registro Civil. El 41 publicó “Los Jijón” en 25 págs., el 43 “Los Bustamante” en 17 págs. el 44 ingresó como miembro fundador a la Casa de la Cultura y ayudó a Luis Robalino Dávila en la confección de su colección de libros de historia titulados “Orígenes del Ecuador de Hoy.”

El 46 sacó “Sueldos anuales de los Funcionarios de la Real Audiencia de Quito en 1809” y “Documentos para la vida de Eugenio de Santa Cruz y Espejo,” el 47 ayudó al historiador venezolano Angel Grisanti que estaba recopilando información para un libro sobre la Marquesa deSolanda.

Era un hombre de consulta, uno de los que más sabía sobre el pasado de Quito y a pesar de su aparente desdén, tratándole en confianza era todo lo contrario, de lo más simpático y hasta dicharachero, pero había que romper la barrera de su natural timidez para conocerle por dentro.

Sufría de continuas gripes y hasta enfermó de diabetes lo cual le llevó a problemas circulatorios en las piernas que se le amorataban y dolían hasta que se le gangrenó una, que fue amputada en la clínica Pichincha. Pasó varios meses recluido en su casa con intensos dolores y terminó por morir de eso mismo el 18 de Enero de 1954, de casi setenta años, desesperado por tener que ir al otro mundo dejando sin escribir tantos secretos que sabía y debió contar. Por eso se colige que debió morir sin ganas de irse a la otra.

Esto de la intranquilidad de sus últimos meses de vida me fue referido en varias ocasiones por Clemente Pino Icaza que lo visitó en su lecho dedolor y lo pongo especialmente porque no ha faltado un cándido que acaba de publicar que Gangotena fue más importante por lo que no dijoque por todo lo que dejó escrito; lo cual, en tratándose de un autor, es la razón de la sin razón, el colmo del error.

Su amigo Francisco Guarderas Pérez le describió “presuroso, menudo, inquieto Cristóbal de Gangotena y Jijón en realidad fue de la Patria unIndice expresivo, porque supo amarla, explicarla y padecerla. Otros vendrán, cuando los prejuicios se hayan despejado, que sabrándesentrañar todo el acervo de enseñanzas que se derivan de sus eruditas narraciones. Otro amigo, el periodista Max Lux escribió: Don Cristóbal fue el ardiente investigador de lo curioso, de aquello que pone la nota pintoresca en el trabajo del historiador. En sus últimos días,aquejado de grave dolencia, me dijo, resumiendo en realidad sus amores: Tu sabes cuánto amé la vida… y una sonrisa estoica cruzó por su rostro fatigado. I Carlos Manuel Larrea exclamó al pié de su tumba: Encarnó en sí las cualidades más finas del quiteño de vieja cepa: caballerosidad e hidalguía en todos sus actos, noble porte de gran señor propio de su elevada alcurnia, unido a llaneza y cordialidad para tratar a los más humildes y conquistar sin buscarlas, popularidad y simpatía. Acucioso para servir a quien le solicitara ayuda,pronto para dar a los demás los caudales de su saber, derrochando en amena conversación la agudeza de su ingenio, pasó por la vida como un meteoro luminoso dejando estela que no podrá borrar el tiempo.

“Como genealogista marcó una pauta tenue para un mejor devenir” pues aunque comenzó sus estudios al mismo tiempo que su primo hermano político Alfredo Flores y Caamaño con quien hubiera podido compartir afanes genealógicos, prefirió ser un rey solitario ydesdeñó asociarse con él. No dejó sucesión legítima, le sobrevivió su viuda y como casi nunca trabajó en serio pues dedicaba su tiempo alecturas y otras actividades intelectuales que no le producían (pintaba, miniaba páginas de pergamino, restauraba objetos coloniales sobre todo marcos de madera, hacía aplicaciones de pan de oro) vio su fortuna personal disminuida.

Tras su fallecimiento aparecieron varios trabajos suyos: “Los Donoso,” “Los Ponce” donde equivocó el origen familiar, los PérezGuerrero (aparecida con el nombre de Alberto Gortaire Paredes, amigo suyo a quien había prestado una copia) pero las demás – que a lomejor quedaron a medias y sin terminar – aguardan una mano amiga que lo recoja y salve del olvido.

Estatura más bien elevada, trigueño de rostro, pelo negro y finalmente canoso, viril y amante de los enamoramientos, su figura se recortaba en las viejas calles de Quito enfundada en una espesa capa española color negro que gustaba usar más por snob que porfrío. Finalmente “solía usar frases en francés con elegante mordacidad, para retratar a los mediocres y envidiosos, ya en tertulias, ya en correspondencia.”

Su biógrafo le ha definido así: No era un chulla pero si un quiteño enormemente típico con todas las gracias y defectos de las gentesprofundamente enraizadas en la ciudad.