Franco Agustín


Entre tanto se repetían en la Costa algunos encuentros entre los dos partidos. El coronel Hernández tomo prisionero en Nausa al comandante de los Chiguaguas Agustín Franco, y lo puso inmediatamente en libertad creyendo que lo había ganado a la causa del Gobierno. Franco faltando a su palabra continuó hostilizando. Se presentó a Rocafuerte, Agustín Franco, a nombre de Mena, exigiéndole que hiciese nuevas exacciones, con la amenaza de tomar por la fuerza las mercaderías y otras especies de los comerciantes si no se adoptaban aquellas medidas. Rocafuerte se resistió con indignación a tal acto de vandalaje. Hubo dos nuevos encuentros en el mes de febrero de 1833. El coronel Pío Díaz obtuvo un pequeño triunfo en Punta Gorda un legía debajo de la ciudad, y el Coronel Chiguagua Agustín Franco sorprendió al Comandante Cifuentes y destruyó en las Cerecitas jurisdicción de Yaguachi, una columna de más de cien hombres que este mandaba. Su mala situación empeoro con la completa derrota que los Chiguaguas dieron al Coronel Otamendi en las inmediaciones de Chandui en que perdió casi todo un regimiento de caballería. Dos compañías, granaderos y cazadores vinieron a la ciudad a las órdenes del Coronel Subero. El resto de la infantería en el Morro a las del coronel Oses. Los dos escuadrones de caballería que mandaban los dos Francos, Agustín y Guillermo se situaron en Taura. Así separados como estaban inspiraban serios temores, por lo que trató en gobierno de tomar medidas para licenciarlos y dispensarlos. Subero en quien no se tiene confianza fue separado del mando; y en su lugar se nombró al coronel Sandoval seducido por flores con la promesa que le hizo por escrito de que sería bien tratado y recibiría una recompensa en dinero. En seguida se hizo que Sandoval solicitase retirarse con su columna al Morro. La columna se embarcó pronto quedándose su jefe en Guayaquil para seguirla y alcanzarla en la siguiente marea. Los buques que conducían esas tropas anclaron frente a Sono mientras pasaba la creciente. En este intervalo llegaban de Puna a Sono el coronel Francisco Valverde y el Comandante Ángel Franco, los cuales impuestos de lo que pasaba las hicieron desembarcar y las dirigieron a Taura a unirse a los escuadrones de caballería. Así sucedió, que cuando Sandoval llegó a Sono no encontró a sus soldados; y sabedor de la dirección que habían tomado se puso en marcha para hacerles regresar. Llegado a Taura fue preso y condenado a muerte en un consejo impro (visado) por los Francos y los Coroneles Undea y Bodero. Guillermo franco lo hizo ejecutar fuera de poblado Sandoval murió con un valor extraordinario. La expedición de Esmeraldas. Las tropas del Gobierno rodearon a los invasores de manera que no pudiesen salir del territorio Ecuatoriano. Se vieron obligados a internarse. Perseguidos con actividad y no teniendo con que alimentarse en esas desiertas selvas y montañas se vieron obligados a rendirse por una especie de capitulación que tuvo lugar después de haber asesinado a su principal jefe Agustín Franco. Algunos jefes y oficiales entre ellos los Valverde, Jesús y Pedro, el Comandante Jiménez y otros rehusaron entrar en la sedición y prefirieron seguir su marcha por las selvas desiertas sufriendo indeseables miserias hasta llegar al Palenque jurisdicción de Guayaquil. Allí les esperaba el Coronel Pío Díaz enviado expresamente con el objeto de Tomarlos y fusilarlos como lo hizo. 
Combatió por la libertad peruana. Franco Agustín.
Entre las fuerzas derrotadas de la emigración vino el Escuadrón Taura con el coronel Agustín Franco, quien puesto en comunicación se comprometió a dar el grito de insurrección en Tulcán para amarrar a los emigrados, y antes de esto suceda a Tulcán, me constituí en el cuartel de Caballería de Tulcán, en mi calidad de Comandante en Jefe, formé el Escuadrón, día de baja al coronel Franco y le puse preso en el Cuarto Imbabura y le puso en esta calidad al otro lado del Carchi. Este reconoció su compromiso hecho en Quito pero manifestó con hechos que nunca se resolvió en elevarlos a cabo y así era porque continuó haciendo la guerra a Flores por las Costa, y pereció combatiendo en Esmeraldas y siendo asesinado por la traición de su oficial caballerizo, el capital Bruno.  
Entretanto se repetían en la costa algunos encuentros entre los dos partidos. El Coronel Hernández tomó prisionero en Nausa al comandante de los Chiguaguas Agustín Franco, y lo puso inmediatamente en libertad creyendo que lo había ganado a la causa del gobierno de Flores franco, faltando a su palabra, continuo hostilizándolo.
Se presentó a Rocafuerte, Agustín franco, a nombre de mana, exigiéndole que hiciese nuevas exacciones, con la amenaza de tomar por la fuerza las mercaderías otras especies de los comerciantes si no adaptaban aquellas medidas. Rocafuerte se resistió con indignación a tal acto de vandalaje.
Hubo dos nuevos encuentros en el mes de febrero 1833. El coronel pío Días obtuvo un pequeño triunfo en punta gorda, una legua debajo de la ciudad; y el coronel Chiguagua Agustín Franco sorprendió al comandante Cifuentes y destruyó en las Cerecitas, (sic) jurisdicción de Yaguache una columna de más de cien hombres que éste mandaba.
Su mala situación de Flores empeoró con la completa derrota que los chiguaguas dieron al Coronel Otamendi en las inmediaciones de Chandui en que perdió casi todo un regimiento de caballería.
Guayaquileño. Muy joven ingreso al ejército independiente. Llegó a Coronel de la república Casó en 1829 con Casimira Martínez.