El 10 de Agosto de 1809 en Quito. El insignificante hecho que se produjo contra el Capitán Andrés Fernández Salvador, cuando este entregara por la mañana el cuartel exclamado: traición, tocaré a la “generala, y hare correr más sangre que en San Quintín”, se termino pacíficamente, encerrándolo en un calabozo.