Farfán Manuel C.


Dr. Manuel C. Farfán, por ejemplo, ocupa largo tiempo la Rectoría de la Medicina azuaya, y no es que él haya sido el más sabio, ni el más destacado sino e que más se entrego por entero a la medicina: es el tipo de médico de hospital, pues según se cuenta, tenia amor por el…Austero y tenaz en sus convicciones; ya bien entrado el siglo XX, todavía dudaba de la existencia de los microbios. Es el de las cuchilladas en despoblado y sobre seguro” para la apertura del absceso hepático. Es él quien inicio el tratamiento, que durante mucho tiempo fue clásico, de la Ipeca a la Brasileña, en los casos de tifus exantemático, enfermedad diagnosticada por él y que le llevó a la tumba. Que fue descendiente de los Próceres de la independencia tal vez ni quita ni pone para el caso, pero si el que fue un médico que hizo de su profesión su segunda naturaleza. Tanto influjo debió ejercer él y Sojos, en la facultad y en el pueblo, que todavía se les oye nombrar continuamente en una y otra parte nuestro pequeño mundo social y médico. Manuel Farfán nombre del siglo XIX, robusto, como un nogal de la tierra nativa, honrado en sus creencias, desprendido de los bienes de la tierra, hizo de la Medicina servicio, estudio y medicación. Sucedió una vez que en Cuenca desato una de las terribles epidemias de tifoidea, que azotaron rudamente los principios de este siglo. Farfán fue el abanderado de esa lucha. Su presencia llenaba el Hospital, para el hogar y cátedra; y el mismo en el campo como en la ciudad, impertérrito, sin sombra de temor atendía a las víctimas de la mortífera enfermedad. En pleno combate, cuando era más querido por sus conciudadanos, cuando su voz tenia la majestad de la vida y de la ciencia, cayó en el campo de batalla, al golpe de la enloquecida tifoidea.