Su educación primaria la tuvo en Ibarra, así como también parte de la secundaria la cual continuo en el colegio “Juan Montalvo” de la capital. Su vida la ha dedicado a las actividades agrícolas, sin olvidarse, por cierto, de las letras, especialmente de la divina poesía. También tiene peculiar afición a la música, la misma que anhela se sublimice, se elevo y no continúe caracterizándose por esa morbosa tristeza, con esos sones monótonos y lloriquiantes que enervan el espíritu de nuestro pueblo, lo degeneran y envilecen.