Ernest Marc Jules Charto, nacido el 22 de marzo de 1816, fue el menor de los cuatro hijos del Señor Claude Edme Charton y de la Señora Julie Therese Thiesson.
No sabemos exactamente en que año Ernest Charton viajo a América del Sur por primera vez. En cambio, conocemos que su nombre va ligado al desarrollo de la pintura en varios países sudamericanos, como Argentina, Chile, el Ecuador, entre 1840-1860, según anotare después. Conocemos, igualmente, que Ernest Charton caso en 1839, en el Havre-de-Grace (Sena Marítima), con Elizabeth lagremoire y Josephine Severin la fecha de su matrimonio, 1839, no permite fijar su primer viaje a América después de 1840 y antes de 1846.
El cónsul de Francia en Guayaquil, señor Girardot, les recibió con mucha benevolencia, Charton escribe: “Sin embargo, no miraba como una especie de duda….
Nos pregunto nuestros nombres, nuestras profesiones”. Y cuando se presento Charton, el Cónsul no pudo ocultar su sorpresa: “¡Que! ¿Es usted el hermano del Consejero de Estado? ¿Es usted un antiguo alumno de la Escuela de Bellas Artes de Paris? ¿Es Usted un pintor? Análoga sorpresa manifestó el cónsul de Francia cuando Lavigne se declaro “antiguo Capitán de Largos viajes” y propietario de un molino en Chile. Oyó luego la espantosa historia que le refirieron y aunque el cónsul manifestó que: “semejantes piraterías ya no se cometían en nuestros días”, solicito se ocupo de las gestiones más urgentes para ayudar a los viajeros.
Charton pensó entonces (y muy acertadamente) que son su trabajo podría salir de la difícil situación en que se hallaba. Pidió pinceles y lápices y comenzó a pintar. Gracias a los señores Juan Antonio Gutiérrez y Sincouret, pronto se vio “Ocupado, buscado y festejado”. Pudo reparar rápidamente las pérdidas de sus economías realizadas en Chile y Charton escribe esta bella y sincera confesión: “Yo consideraba a Guayaquil como una segunda patria, y tal vez, habría cedido a la tentación de establecerme allí si mis afecciones y mis deberes no me hubiesen llamado a Francia.
Tal es el apasionante como dramático relato que Ernest Charton nos ha dejado de aquellos “sesenta días de sufrimientos Indecibles” que (luego de la ilusionante partida de Valparaíso, el viernes 25 de octubre de 1848) se iniciaron hecia mediados de noviembre del mismo año; tuvieron por trágico escenario las islas Galapagos, en el Oceano Pacifico, y culminaron en feliz e Inesperado desenlace, un dia de marzo o abril de 1849, cuando los pasajeros de “La Rosa Segunda” desembarcaron en el puerto de Guayaquil.
Esta voluntaria determinación de fechas es importante y permite interrogatorios si Charton, después de haber pasado algunas semanas de reposo en Guayaquil, en donde como escribe: “se vio ocupado, buscado y festejado, emprendió su primer viaje a Quito en 1849. Tan solo asi se comprendería estas palabras de José Gabriel Navarro: “La actual Escuela nacional de Bellas Artes tiene sus antecesores desde hace cosa de un siglo. En 1849 se fundó en Quito un Liceo de Pintura con el titulo de “Miguel de Santiago”, bajo la dirección de Ernest Charton, a quien pagaba el señor doctor don Angel Ubillues, entusiasta amigo de las artes”. Pero, no he encontrado ningún documento que compruebe esta primera estadía de Charton en Quito, en 1849. Sus afecciones y sus deberes como escribe en la pagina 159, le llamaban a Francia. Años mas tarde, después de la publicación, en Paris, en 1854, del libro que he presentado aquí, e prendido viaje de Guayaquil a Quito, en Marzo de 1862.