Castro Manuel Isaac

Nació en Cuenca el año de 1865. En uno de los Apóstoles del Purísimo Corazón de María monseñor Roussilhe dice al respecto de este abnegado sacerdote: “Vino a la comunidad del Doctor Nicanor con letras dimisorias del Rvdmo. Sr. Benigno Palacios, Administrador apostólico de aquella Diócesis, en cuyo Seminario el señor Castro había terminado en calidad de externo, sus estudios teológicos. En Guayaquil, de manos del Excmo., señor obispo Barriga, recibió en poco tiempo, con dispensa de los intersticial, todas las Ordenes, inclusive el presbiterado que le fue conferido el 8 de enero de 1893”.

Continua el Dr. Roussible: “Adornado de buenas prendas intelectuales y de virtud solida, el señor Castro era apto para todo clase de ministerio. En efecto la Autoridad Eclesiástica lo empleo como Profesor, Coadjutor, Cura Interino de varias parroquias, según las necesidades de la administración, y en todas partes de desempeño con verdadero celo sacerdote y a entera satisfacción de los feligreses”.

Monseñor Federico Gonzales Suarez, Obispo de Ibarra y Administrador Apostólico de la Diócesis de Guayaquil, el 12 de junio de 1904, en una carta memorable escribió lo siguiente, respecto de una anhelada misión para el Archipiélago de Galápagos y al frente de la cual pensó en colocar al P. Manuel Isaac Castro: “Hoy mismo le escribo al Rvmo. Sr. Alvares Arteta, exponiéndole mi plan relativo a la evangelización del archipiélago, y le encargo a Ud. (Rmo. Dr. Roussilhe) que le hable el señor Castro y en mi nombre le pida y le ruegue y le suplique que vaya a la isla de Albermale para ser el primer Apóstol del Archipiélago”. Refiriéndose a este hecho, Monseñor Roussilhe prosigue en su obra: “Un Apóstol de Guayaquil”: “Después de haber aceptado, se desalentó, y, no tuvo valor para emprender el noble apostolado que se brindaba a su celo sacerdotal”.

Cura de Samborondon y Salitre: El Rdo. Sr. Anselmo Suardi, Párroco que fue de Samborondon, al escribir sus “Apuntes de Historia de la Parroquia de Samborondon” relata las obras y desempeño abnegado de este virtuoso sacerdote del modo siguiente:

El cura párroco Manuel Isaac Castro es una de los astros en la serie de Sacerdote que desempeñaron su ministerio en Samborondon.

“En 1897 (año en que llego a Samborondon) preside la recepción del reloj Publico que se coloca en la Torre de la Iglesia…La Curiaaprueba al Parroco por los trabajos que está haciendo en la iglesia mayor y determina que los fondos de fabrica y Cofradía se empleen para tales obras.

“Mayor extensión alcanza la obra del Padre Castro: En el sitio denominado Guare, perteneciente a esta parroquia de Samborondon, bendije solemnemente conforme al Ritual Romance y autorizado por el Rvmo. Sr. Vicario general Dr. Pedro P. Carbo, el 10 de noviembre de 1898, la capilla levantada en honor de San Jacinto”.

“En diciembre de 1901 un gran incendio destruye entre otras, la casa que el Párroco había recientemente comprado al Sr. Claudio Campuzano entre cosas que se quemaron fue el libro de partidas bautismales correspondiente a los años 1879a 1888… la Curia Episcopal envía cien sucres para ayudar al Párroco y ofrece veinte sucres mensuales, pero el caritativo párroco, olvidando sus angustias, invierte el dinero en ayudar a los demás damnificados, que recibe, además, la ayuda de la conferencia de San Vicente de Paul de Guayaquil. El gesto de Párroco mereció elogios del Obispo….”.

“Casi como desafiando a las dificultades de la época y de la miseria de su vida, el delante sacerdote en 1902 emprende la construcción del altar mayor y del altar del Calvario”,

“El fervor religioso sucita también en la Victoria obras de entusiasmo y los principales de la población, por obra de Manuel Alberto Decker, reunidos en Junta parroquial formando el comité Reconstructor determinan la reconstrucción de la Iglesia de la Victoria. Una pequeña divergencia de opiniones por respeto a la posibilidad de crear una parroquia eclesiástica en esa población amenaza destruís la buena voluntad, pero el tipo y prudencia del parroco lleva a feliz término la obra”

“Es natural que el fervor de tal santo sacerdote haya despertado el fervor religioso que se anoto en particular en la celebración de las fiestas religiosas de las 40 horas, en la cofradia del Santisimo y de la Doctrina. Bien a razón pudo el Obispo “a nombre de Dios y de la Iglesia agradecer por todos los beneficios que hecho en esta parroquia”

“Vale la pena transcribir el elogio que de este sacerdote escribe la revista “Misionerito”: El Rey Sr. Manuel Isaac Castro, quien administro esta parroquia por espacio de nueve años, fue oriundo de la ciudad de Cuenca. Dotado de claro talento, supo emplearlo siempre al servicio de Dios y de las almas. En el se unían en grado eminente el candor y sencillez del niño; la mansedumbre del adorado Maestro, el celo infatigable del apóstol, el genio emprendedor del jefe”.

“Por eso no es de extrañar que de sus manos salgan plasmadas en hermosa realidad grandes y variadas obras. Fundó una escuela para niños que a la sombra del Santuario aprendieron a leer y amar a Dios. Esos niños ya hombres hoy, todavía añoran esos días de cielo y bien quisieran volver a ser buenos como cuando niños. Trabajo lo infatigablemente en los catecismos y en la predicación. La columna nunca se cebo en él, porque ahogo aun la sospecha de pecado y de imperfección en rededor suyo. Era hombre de oración intima con Dios”.

“De sus grandes obras materiales solo queda el hermoso altar mayor que hasta estos días (desde 1957 ya no existe) causa asombro al contemplarlo. Es voz común que murió de Babahoyo envenenado por los corifeos del liberalismo, porque vieron en él a su más terrible enemigo. En un rinconcito del Cementerio General de Babahoyo casi perdida entre las enredaderas silvestres una losa sepulcral muestra estas tres iniciales M.I:C. manojo cariñoso del que fue sacerdote mas celoso de Samborondon Rev. Sac. Manuel Isaac Castro”.

El 14 de julio de 1968, que visite el Cementerio de Babahoyo, encontré felizmente el sitio en que actualmente guarda los venerables restos del P. Castro. Esta a la entrada principal, y en la nueva placa de mármol dice lo siguiente “Manuel I. Castro. Presbítero. Falleció victima de su deber, el 20 de septiembre de 1908. Dedica este recuerdo su primo Francisco Iñiguez”.

Según el relato de Mons. Roussible 2Nombrado Cura de Babahoyo a fines de 1907, se dio con toda decisión al ministerio parroquial y a la refacción de la iglesia Matriz; pero a los pocos meses, el 20 de septiembre de 1908, murió victima de su celo apostólico, en la Novena de Nuestra Señora de las Mercedes, patrona de dicha parroquia”.

Según la genealogía parroquial de la actual Cabecera Cantonal de Urbina Jado y de la actual Cabecera Cantonal de Samborondon, el Dr. Castro sirve a Salitre desde el 1° de enero de 1897 hasta marzo de 1898. Mientras que ya se vio que se hizo cargo de Samborondon como Párroco propio desde enero de 1897 al 16 de febrero de 1906. Lo cual quiere decir que, siendo Cura de Samborondon atendió a la parroquia de El Salitre. En todo caso, en ambas poblaciones es conocido como excelente Profesor, fundador de Escuelas, infatigable catequista, amoroso padre espiritual, de suma caridad, y benefactor insigne de obras de misericordia. Por eso el respectivo Concejo Cantonal decidió llamar a la calie en la que esta cita la Casa Municipal del Salitre, con el nombre de este insigne y virtuoso sacerdote: Manuel Isaac Castro, quien estuvo antes, en una primera ocasión: del 20 de febrero de una ocasión: del 20 de febrero de 1894 al 22 de octubre de 1895.

Que lastima que, usando de la libertad de los hijos de Dios, no acepto el encargo de misionar el Archipiélago de Colon, según los ardientes deseos de tan eminente Obispo, como fue González Suarez, pues de lo contrario, del Curato de Samborondon hubiera pasado a ser el Prelado de la actual Prefectura Apostólica de Galápagos ¿Miedo tal vez a poco desprendimiento de parte del P. Castro? Nadie puede ser juez de su hermano. En todo caso, hoy como ayer, los Superiores saben contar; en la mayoría de los casos con la voluntad del sujeto de obediencia. Sin embargo, como servidor que soy y he sido de la ilustre parroquia eclesiástica de Samborondon, se me han penetrado muy en mi alma aquellas palabras finales de Mons. González Suarez, en aquella carta del 12 de junio de 1904: “El buen Nicanor Corral llamo a los suyos con el nombre de Apóstoles y Apóstoles de Inmaculado Corazón de María, ¿Donde, mejor que en el Archipiélago, se podrá ejercer ese apostolado? Yo he puesto esas islas bajo el patrocinio de la Virgen Inmaculada. De Castro me forme buen concepto cuando le conocí y trate allá. Para mejor merecimiento de él delante de Dios, le mandare ir como prelado, pero no le obligare”.