Castro Andres

Se le considera como a uno de los agentes más activos que tuvo la causa del Rey desde el principio de la revolución emancipadora. El campo de su acción fue Esmeraldas, en cuyo territorio persiguió y apreso a algunos patriotas que en pos de una salida al mar siguieron a la costa después de los desastres del año de 1812. Asuntos de Comercio le llevaron a ese puerto, desde donde como primera Autoridad favoreció después la retirada del Gobernador de Popayán Dn. miguel Tacón, derrotado en Palase. Enterado el general Montes de la conducta de Castro le confirmo en el cargo de teniente de Gobernador confiándole comisiones arduas como la de reducir a la obediencia a los negros, esclavos de la minas de playas de Oro, Guambi, San José, y Cachivi y la de reconstruir el camino de la Montaña para el tráfico y el fácil servicio de correos entre Esmeraldas y quito. la ruta elegida fue la de Carondelet. El 31 de diciembre de 1815 demostró que lo gastado en abrir dicho camino ascendía a 3735 pesos invertidos en herramientas jornales, víveres y fletes de canoas. Principio el trabajo desde el embarcadero nuevo de Cañogue hasta la inmediación del punto llamado Bola con casas y tambos en el transito y desmontes de alguna extensión para 1500 colones Que A trechos debían cultivarlos.

el 5 de Agosto de 1820 Esmeraldas proclamo su independencia y Castro fue apresado y enviado con grillos a Cali. Allí consiguió su libertad u se vino a Quito para solicitar del Presidente Mourgeon el Corregimiento de Guaranda o la gobernación del Choco. Mourgeon opto por destinarle a Ambato, lugar central, donde podía desplegar sus energías, sustituyendo al Corregidor Dn. José Antonio Balcázar, quien por su carácter bondadoso no era el llamado para reducir a la obediencia a los patriotas derrotados en el primer Huachi. El Coronel Gonzales que triunfo en esa jornada le dio a Balcázar el mando del Corregimiento, pues su antecesor Dn. Jorge Ricaurte, adherido ya a la revolución, emigro con su familia a Guayaquil.

Castro hizo publicar por segunda vez los indultos expedidos por Gonzales desde Guaranda y por Aymerich desde Quito, para que los Ambateños perseguidos regresen a sus hogares. Restableció el cabildo constitucional nombrado a los miembros que faltaban, y organizo una maestranza para proveer el ejercito realista de vestuarios arceos militares. Auxiliado por un espionaje activo anunciaba la salida de las justes patriotas de Guayaquil, dando detalles de las marchas. El 29 de enero de 1822 de decía la Presidente mourgeon que por Yaguachi o el Naranjal iban a salir las tropas colombianas, y le ofrecía bajo el seguro de la bondad del presidente un par de botas que se equiparaban a las mejores de Inglaterra. Le remitía también una considerable cantidad de dinero para los gastos urgentes de la administración.

Cuando se acercaba el General Sucre a su paso para Pichincha, el Comandante Castro salió de fuga y fue a dar en Guayaquil, donde obtuve acogida generosa de parte del entonces Coronel illingworth.

En este puerto saco pasaporte para dirigirse a Panamá. El Istmo estaba bajo el mando de Dn. José Fábrega, su antiguo compañero en la pacificación de la Costa de Atacames, y mediante. La influencia de este jefe consiguió del Libertador regresar a esmeraldas con el mismo cargo que antes le dieron los Presidente realista.

Hombre laboratorio y prolijo, para abandonar el Corregimiento trabajo una reseña de sus actos administrativos, un inventario de los bienes públicos y de las cartas de cobro de contribuciones que dejo en poder de Dn. Mariano Cevallos, Administrador de Correros. Se hizo recomendable ante el Gobierno de España por su trabajo de reglamentación del servicio de encomendable ante el Gobierno de España por su trabajo de reglamentación del servicio de encomiendas, las que provenientes de Quito iban a Lima por Piura. Aludió en sus últimos informes a la Real cedula de 26 de agosto de 1774, por la cual se estableció un correo de mar entre España y las indias occidental.

Mensualmente salía un paquebote del Puerto de la Coruña al de San Cristóbal de la Habana, de donde regresaba con abundante correspondencia.

Con bastante solemnidad hizo jurar al ayudante de Ambato la constitución de Cádiz el 1 de enero de 1822 comentando con fervor al Art. 337, y los demás que por su espíritu democrático fueron remendados por presidente Mourgeon.