Dr. Ernesto A. Castro, zarumeño. Según consta en la Monografía de la Diócesis de Loja, “fue un seminarista muy aprovechado; luego, un sacerdote ejemplar y en gracia de sus cualidades intelectuales, fue designado Secretario del Obispado de monseñor de la Torre. Era un atildado orador sagrado y un exquisito poeta, pues, muchas de sus producciones, que se hallan dispersas en varios órganos de publicidad, bien pudieron formar un hermoso florilegio de composiciones literarias muy valiosas”.
“Cuidaba de ilustrarse cada día mas para desempeñar el difícil cargo de Vicario General, que lo desempeño por largo tiempo, hasta su muerte”.
“Fue distinguido con la muceta canonical, habiendo recibido luego, de Roma, la dignidad de Deán del Cabildo y también la de Protonotario Apostólico, en reconocimiento a sus meritos”.