Campo José Antonio

En 1828 en el Colegio Seminario de Guayaquil, el Dr. José Antonio Campos, quien probablemente se encargaría de la cátedra de Jurisprudencia en reemplazo del Dr. José María Lazo, de nombramiento provisional el año anterior por el intendente Mosquera. Por el Vicerrector Dr. José Antonio Campos, quien viene ejerciendo el cargo desde hace tres años

Nació en Guayaquil en el año de 1805. Fue uno de los hombres más notables de su época y al decir de uno de sus mejores biógrafos su coterráneo el historiador Camilo Destruye, 2desde muy temprana edad, manifestó, como estudiantes actitudes eminentes realizadas por la modestia de su carácter, jamás desmentida formando en la escuela de la virtud y filosofo cristiano, los días de su existencia fueron otros tantos de buena obras, de abnegación, desprendimiento y de escrupulosa consagración a los deberes privados y oficiales”. Hizo sus estudios en Quito, en cuya Universidad recibió su investidura de abogado en 1828 desde entonces intervino en la vida pública prestando su concurso en todos los cargos que le fueron confiados, ya como vicerrector del colegio seminario de esta ciudad, diputado al congreso de 1835, secretario del Ayuntamiento; de la gobernación del guayas y Juez principal del consulado de comercio; fue varias veces presidente de la corte suprema del distrito del guayas y ministro de ella así como de la Suprema Corte. Sobresalió en 1861 por algunos meses como subsecretario de lo interior y Relaciones Exteriores y después de una vida de merecimientos, falleció en Guayaquil el 19 de septiembre de 1884. Había formado su hogar casando con su prima hermana Doña María de Jesús Coello y Barón.

El jefe supremo del guayas Rocafuerte envió una comisión de paz a Quito y otra a Cuenca componían la primera los señores José Antonio Campos y Bernardo Daste y la segunda el Dr. Francisco Vítores y don Juan Manuel Benítez, en el año de 1833.

Al efecto nombro de comisionados a cuatro vecinos de Guayaquil, los señores José María Caamaño, Manuel Antonio Luzarraga y a los Dres. Francisco X. Aguirre y José Antonio Campos, quienes pusieron estos nombramientos en conocimiento del jefe Supremo. Este por su parte nombro al Dr. Francisco Marcos y al canónigo Dr. Ramírez pita. Los comisionados respectivos tuvieron dos o tres conferencias y convinieron en que en vez de la convención invocada por los revolucionarios, se reunió un congreso extraordinario para arreglar todas las diferencias.