La vanguardia de Montes esta en 2el Calzado”, donde trata de detenerla Montufar el mayor tiempo posible. Un día, dos traidores son descubiertos, camino del norte. Son Pedro y Nicolás Calisto, padre e hijo, que huyen con cuarenta mulas cargadas de oro y municiones; les acompañan sesenta hombres armados. Llevan el proyecto de unirse con los realistas de Pasto. Traerlos amarrados a Quito, y con toda la ostensión, de entonces para estos casos, se les a fusila en un cadalso levantado en plaza pública. Vestidos están de túnica blanca en cruces rojas; llevan cadenas en los brazos y en los pies, y un Cristo en la mano izquierda. El fusilamiento se efectúa a las doce del día después de larga doblar de campañas y al cabo de trágico redoblar de tambores. La multitud que llena la plaza, presencia el espectáculo asombrado y se esconde después en su casa, en sepulcral silencio.
El 26 de octubre de 1812 a las ocho de la noche le intimaron sentencia de muerte por el congreso al regidor D. Pedro Calisto y a su hijo D. Nicolás; el primero al intimarle, contesto que la recibía porque era voluntad de Dios, pero no poco reconocía en el autoridad ni menos delito y que jamás podría variar de principios pues los reputaba como a unos aguateros de la plaza y a las dos acabo sus días sellando con su sangre su fidelidad al soberano, en el propio cuartel.
Pedro Calisto Regidor del Cabildo de Quito y más español que el mismo Fernando VII, en 1809 es enviado a los pueblos del sur para lograr la adhesión efectiva y duradera a la causa de la Junta Suprema. Por desgracia atrae mejor a la causa realista a Antonio de la Peña, Comandante del Destacamento de Alausi, a Ignacio de Arteta y Calisto su sobrino y Corregidor y Justicia mayor de Ambato; al cabildo de Riobamba, obligando al Corregidor Javier Montufar el abandono del lugar; a los guarandeños, quienes sacan en fuga a José de Larrea su corregidor; a las tropas de Manuel Aguilar y de Feliciano Checa, y al Corregidor de Latacunga. Todo esto facilita la entrada de las tropas realistas por Cuenca y Guayaquil, en 1809.
El 27 de Agosto de 1784, Pedro Calisto y alarconadquiere las de Cotacachi, Agualengo, Caldera, Chalguayacu, Cabra y el obraje de Laguna, Jurisdicción de Imbabura, en 140.000pesos, 120.000 a censos y el resto para abonar después de dos años.
Pedro Calisto y su hijo Nicolás, Pedro Pérez muñoz, fueron capturados en Tusa, acusados de intrigar a los pastusos para que atacaron Quito. El consejo de vigilancia sentenció a muerte a los Calisto, y a Pérez Muñoz y a su esposa María Calisto, a diez años de presidio en el Castillo de Bocachica.