Voroshilov Basantes lleva buen tiempo en territorio de in formalismo gestual y caligráfico. Lo gestual le ha permitido volcar en trazos o cromáticos en sus oleos y temperas- o de austeros negros y grises sus tintas su vehemencia interior y movimientos primarios y primitivos. El arte se ha dado a esos trazos ritmos y equilibrios, sin restarles tensión dinámica. y un oficio cada vez más maduro les ha conferido ricas calidades graficas por variedad de pinceles y de manera de usar esos pinceles- y, en los últimos tiempos, sugestivos efectos de profundidad visual.
Lo caligráfico ha abierto para el artista nuevas dimensiones: frente a lo vital del gesto, lo intelectual del signo. El contacto con el arte caligráfico oriental dejo en el, sin duda, una semilla. Y, tras lento madurar subterráneo, ha germinado en caligrafías de penetrante, aun.-que elusiva, sugestión semántica. Poco a poco y casi instintivamente ha ahondado en los valores y misterios de la caligrafía.
Los dos aspectos de la expresión de Basantes están a la vista en esta nueva muestra, en sus tintas gestuales, dinámicas, rítmicas, ricas de trazos y elementos- y en su temperas de sugestivas tensiones entre lo gestual y lo caligráfico.
Lo gestual y lo caligráfico han entrado en relación casi violenta en la serigrafía a color lanzada con ocasión de la muestra.
Ha sido hecha, con finas calidades de impresión, por el propio artista, en el Taller Portocarrero de La Habana, en treinta y dos impresiones-una, como es sabido, para cada color.-
Sobre fondo tormentoso de cerúleos, grises y suaves y extraños verdes, con nubarrones de negros, tierras y blancos, azules y rojo han intentado algún nervioso mensaje caligráfico, que ha acabado por desfallecer-la forma de tetras termina en una li nea que cae (trazo azul) o. tras vacilar, se calla (trazo rojo)
Pero lo impactante de esta muestra de Voroshilov Basantes, lo nuevo, lo vigoroso, lo mas bello, son sus intaglios, trabajados en Cuba, en el Taller de la Catedral.
Son grabados hechos con una muy personal técnica de relieve, que ha logrado impresiones de fuerte textura, ricamente matericas.
Se ha hecho un trabajo meticuloso, pero enérgico, en la plancha, usando mordidas y adiciones, con resinas. Sin sujetarse a ortodoxia técnica alguna y forzando los medios a necesidades y posibilidades expresivas.
El resultado es magnífico: un mundo de gran unidad y de bullente variedad dentro de esa unidad.
Debe mucho la unidad a la cromática, que se mueve, con gran severidad, en un dicromatismo de verdes y sienas, sutilmente enriquecidos con sus complementarios. A veces entra en el juego un extraño violeta, pero sin perturbar la austeridad de la serie. Excepción es un grabado en el que, en medio de esa como selva de trazos sienas y ocres asoma un Sol de ocres más claros cruzados por una franja rojiza de cadmios y otros colores cálidos.
Los trazos, ricamente matericos, configuran, multiplicados, abigarrados, caprichosamente entramados, una como selvas, pero selvas, no de follaje alguno reconocible, sino de trazos plásticos que viven vida autónoma de rica sensualidad y rítmicas grafías. Ese abigarramiento deja algunos espacios lisos, donde lucen especialmente las medias tintas, que constituyen una de las calidades características del grabado. Alguna vez algún elemento geométrico insinúa otra intención estructural: una cuadricula, unos ejes. Y en una obra, el espacio piano, al Centro. sugiere cierta extraña figuración: un rostro, con el hieratismo del tótem o la elementalidad de la máscara primitiva.
Una de estas obras acaba de recibir altísimo reconocimiento internacional: Mención de Honor en la Trienal Internacional de Kochi, Japón. De entre 4000 de 1170 artistas de 40 países. 181 han sido seleccionadas para su exposición, y, a más de quince premios para obras impresas sobre papel hecho a mano, uno de estos grabados de Basantes uno cualquiera: todos tienen iguales calidades ha recibido esa mención a obra hecha en papel industrial.
Acertadísima, pues, la decisión de la Galería d’Art de exponer esta serie que ha merecido atención en tan magno evento mundial y que, dentro de la inquieta trayectoria de Voroshilov Basantes, significa una nueva y alta estación, tan inquieta como todas las ultimas, pero especialmente sólida y rica en logros formales.