La situación de Noboa y su gobierno no podía ser más critica. Tenía a sus ordenes un escuadrón de caballería de la milicia de Taura, pocos soldados veteranos de infantería y batallón reserva compuesto de los artesanos de la ciudad, partidarios entusiastas de Elizalde, quienes por lo mismo no inspiraban confianza. Así fue desde el principio empezaron a pasarse. La entrada de Elizalde a Guayaquil era cosa indudable, para evitarla le envió Noboa a los Sres. Dr. Ramón Barreiro, Manuel A. Luzarraga, José Mateus y José María Caamaño. El General Elizalde nombro por su parte de comisionados a los Sres. General Illingworth Domingo Santisteban, J.J. Carbo y Juan Avilés. Reunidos unos y otros en la Florida el 27 de julio celebraron un Convenio.