En 1880 llego proscrito a Guayaquil el distinguido médico peruano Dr. Celso G. de Bambaren, quién desde los primeros momentos formo en la vanguardia de los que profesaban la medicina en esta ciudad, en la que residió cinco años ejerciendo su profesión. Le gustaba también de la Literatura y público entre nosotros algunas poesías, entre las que se recuerdan las tituladas A Lima en la que hace alusión a su destierro de la Sociedad de Beneficencia peruana establecida en Guayaquil en 1883, y regreso a su país en diciembre de 1885. Pues bien, el doctor Barbaren fue un decidido luchador para mejorar y unificar los honorarios profesionales entre nosotros.