Báez Marcelo

Su libro “movimientos para bosquejar un rostro” (Universidad Católica, 1993) es producto de un trabajo de seis años. Hablemos de ese proceso que empezó de forma tan temprana.
La conformación de un universo semántica. El adiestramiento en el manejo de la prosa, la agradable interferencia de la poesía en mi escritura, un par de años en el periodismo, el amor al cine, las elucidaciones textuales de un curso de “composición” con Cecilia Vera de Gálvez en la Universidad Católica.
Estas son algunas de las etapas de ese proceso 
Usted tiene dos poemarios inéditos. ¿Por qué se decidió a publicar primero narrativa?
Pese a que no he publicado aun un poemario, sentía la necesidad de dar a conocer mis prosas.
Ya que he sido conocido como poeta, creía que era valido someter mis relatos al juicio de los lectores.
Quería que se viera mi otra cara como creador literario.
¿Visito ambos géneros al mismo tiempo o uno de ellos tuvo relevancia en su proceso literario?
Nací poeta, pero el relato siempre me atrajo nunca deje de llevar juntos los dos géneros. En ambos me siento a gusto.
Sabemos que usted trabajo en “Tiempo Libre”, “El Telégrafo” y en la revista “Vistazo”. ¿De que forma ha influido su experiencia periodística en su narrativa? 
El periodismo educó, canalizo mis aptitudes narrativas. En los medios donde tuve la suerte de trabajar creo haber adquirido cierta destreza y seguridad en el periodismo mantiene en forma la pluma del escritor. Claro está, que a ciertas personas este oficio les “quema” el discurso literario, pero no es lo que ha pasado en mi caso.
Parecería que su libro no hay una figura femenina central que este bien desarrollada. ¿Se puede calificar su texto de machista?
Aparte de que la idea del libro a partir del título es no desarrollar una figura femenina, sino bosquejarla, quiero decirle que comentarios como el suyo, que intentan bordear la ginocrítica, no son la única forma de acercarse a un texto. No sacamos nada calificando a un texto de “machista”. Creo que hay que recurrir a la Narratología, a una crítica que va encaminada a un análisis del lenguaje, de los puntos de vistas narrativas, del manejo de los narradores de la estructura del relato.
En esta época llamada de la posmodernidad, parece que géneros literarios se están aboliendo. Los escritores no se dedican a escribir amoldándose a los camones de un género.
¿Es por esto que algunos de sus textos toman prestados recursos del periodismo, del cine, de la poesía? ¿Es por esto que al leer su libro tenemos a veces la sensación de estar viendo un video, una película o de estar leyendo un periódico o un poema?
Puede ser, pero pienso que eso se da porque cada época propone un determinado tipo de discurso literario es una preocupación muy actual de rescatar las imágenes de los mass-media, tomando en cuenta la existencia de la “democratura” (dictadura de los medios de comunicación) y de aquello que Millán Kundera llama la Imagologia, la cual, por decirlo de alguna forma, es el modo en que las imágenes (publicitarias, históricas, cotidianas) dirigen o manipulan nuestras vidas. Ya que mencione esto de la abolición de los géneros literarios en la posmodernidad. ¿Está usted de acuerdo con lo que se ha planteado sobre la estructura de sus texto? se dice que usted escribe relatos no cuentos.
Estoy totalmente de acuerdo con las ciencias del lenguaje las cuales hacen una diferenciación muy precisa entre relato y cuento.
Según ha señalado una distinguida critica, usted no está en la obligación de escribir bien. ¿cree que lo ha conseguido?
Creo que eso solo pueden decidirlo los lectores. Yo solo soy un escritor que propone con este libro diez movimiento para bosquejar diez textos.
Es como proponer un borrador, el lector tiene que encargarse de pasar a limpio.