Vicente Aguirre, novio todavía de Rosa Montufar, tuvo la cobardía de incorporarse a los mulatos de Lima, como edecán del detestable Arredondo, apenas se proclamara la contrarrevolución en Riobamba en 1810.
Entonces el General Barriga retrocedió a ese pueblo y Flores que no creyó conveniente dar batalla dentro de la población, se retiró al llano de Guachi. Allí se avistaron los dos ejércitos el 16 de Enero de 1835. Pero antes de llegar a las manos propuso Flores una suspensión de armas mientras llegaban a Guayaquil los Señores Juan Avilés y José María Santisteban, comisionados por el Jefe Supremo Rocafuerte para hacer arreglos de paz. Barriga aceptó la suspensión de hostilidades, después de consultar con los generales Vicente Aguirre y Manuel Mateus que le servían de Consejeros o Directores. Celebrado este convenio, Barriga se situó de nuevo en Ambato y flores en Santa Rosa, esperando la resolución del Gobierno de Quito, o más bien de la Convención reunida en esa ciudad desde el 7 de Enero. Luego vino la Batalla de Miñarica el 16 de Enero de 1835.