Por el año de 1550, los indios de repartimiento de Lita y Quilta, de propiedad de Martín Aguirre, se levantaron y dieron muerte al mencionado Aguirre y a otros cuatro Españoles, entre ellos el clerito que los adoctrinaba. El cabildo de Quito comisionó al Capitán Francisco de Olmos para el castigo y pacificación de los indios sublevados.