Refiriéndose a la labor del Doctor Acosta Yépez, escribió su biógrafo, don Abelardo Moncayo: “En lo moral, intelectual y material mucho, muchísimo debe el seminario de Ibarra al espíritu reformador y pulcrísimo del Dr. Acosta, pero en donde éste dejó para siempre esculpido su nombre es en el Colegio Nacional, levantado por él y como por encanto, con el nombre de San Alfonso….Y ved aquí el lauro más glorioso del Dr. Acosta: casi treinta años de no interrumpida labor en pro de la juventud de su patria, es el timbre más envidiable con que él se impone al amor y a la gratitud de sus contemporáneos y a la posteridad. Profesor y rector a la vez en aquel lapso de tiempo: reformador eficaz de un colegio antiguo y creador de otro nuevo y de más esperanza, la huella del Dr. Acosta en el progreso intelectual de sus coterráneos, será indeleble”. Preocupación del Hmo. Señor Iturralde había sido la organización del seminario, bajo la acertada dirección del Doctor Mariano Acosta, quien estuvo al frente de la institución desde 1869 hasta 1873 y luego desde 1876 hasta 1883. Bajo de un edificio cómodo y decente. Con el fin de garantizar la unidad y continuidad en la dirección de los alumnos resolvió entregar el establecimiento a los padres Lazaristas; lo cual ocasionó la separación definitiva del Doctor Mariano Acosta del Rectorado del Seminario de San Diego.