Y al son vibrante del rodar ruidoso y entre las sombras de la noche en calma, alegre siento el divinal reposo.
(Tomado de «Manojo de Siemprevivas» por Juan Eusebio Molestina Matheus, 1916)
Jamás ha existido en Guayaquil poeta tan discutido como Juan Eusebio Molestina Matheus. Aclamado por unos y despreciado por otros, la crítica tampoco pudo ponerse de acuerdo y mientras altos talentos de la categoría de Luis Cordero le hicieron víctima de sus burlas, otros, como Alfredo Baquerizo Moreno le declararon valor en las letras ecuatorianas.
Su imaginación era tan galana que bastaba el solo hecho de subir a un «Carro urbano, carro imperial» de aquellos quesemovían sobre rieles, tirados por mulas, para componer unos versos de corte clásico, dignos de los buenos tiempos de la poesía.
EN UN CARRO DEL HIPODROMO
Era una tarde bella y hermosa
de luz radiosa, de encantos mil;
tras las montañas el Sol se hundía
la luz huía, fugaz, sutil.
Sobre el asiento grato y galano,
de un carro urbano, carro imperial,
mi ser garboso se recostaba
y allí gozaba, sin ser fatal.
Es de admirar su fluidez de los versos, no exenta de una natural candorosidad.
¿LAS FLORES SE AMAN?
Qué lindas están las flores
de este espacioso jardín,
las diamelas y el jazmín
exhalan ricos olores…
Ama el jazmín a la rosa.
La diamela al alelí
y también la flor de lis
por la delia está celosa.
Romántico por temperamento, fue muy dado a la poesía amatoria pero alcanzó singular renombre merced a sus composiciones festivas, que hicieron las delicias de sus contemporáneos. Aquí va una:
¿SERA ESO?
Esa gacela y hermosa
que en la reunión demuestra simpatía.
Es Gregoria, SOBRINA DE SU TÍA,
que como el Sol deslumbra esplendorosa.
Hoy coronada con clavel y rosa
ostenta en el salón suma alegría
pues que celebra de su santo el día
tan pura y celestial como una diosa
Y ese color que a su semblante altera
que al verlo alegremente el convidado
hasta besarlo con amor quisiera.
Yo, me imagino, pues, que se lo ha dado
la espumosa cerveza de primera
que ahora con afán ha saboreado.
También se ríe de los jóvenes de su época:
BROCHAZOS
Ciertos zambos jactanciosos
malcriados y pesimistas,
cual los condes son prosistas
y en extremo fastidiosos.
-Y aquel que mira,
tan noble andar
gracioso dice ¡La mar! ¡La mar¡
Pues estos mozos en Guayaquil
Son tan esbeltos cual flor gentil
¡Qué sinvergüenzas! ¡Qué majaderos!
son estos zambos tan caballeros
En la iglesia, en los hoteles,
en las plazas, en las calles,
demuestran meneones talles
estos míseros donceles.
-Y aquel que mira
tan noble andar
sonriente dice ¡La mar! ¡La mar!
pues estos mozos de Guayaquil
son tan erguidos cual flor de abril
¡Qué sinvergüenzas! ¡Qué majaderos!
son estos zambos tan caballeros.
En otra ocasión estaba al vate tranquilamente en su ventana cuando un episodio callejero le hace tomar la pluma y escribir.
EPISODIO CARNAVALESCO
En la ventana del hogar del frente
yo vi a una joven de sin par belleza
que seductora y llena de presteza
llamó a Fulgencio que pasaba un puente.
Oye el mancebo y llega prontamente
cerca, muy cerca de la fiel Teresa,
mas, la joven arroja en su cabeza
agua sucia en extremo pestilente.
¡Infame! dice el mancebo desgraciado
¿Por qué tu amor mi corazón no abrasa?
¿Ay? Será porque sabe que te he dado
sin compasión, tamaña calabaza.
Bajó la frente al verse así mojado
Y lleno de rubor se fue a su casa.
Y no solo como poeta brilló en sociedad, fue también dramaturgo y de mucho éxito. Algunos de los títulos de sus obras de teatro copio a continuación: «El Hijo de la Duquesa», melodrama estrenado en el antiguo Olmedo con música de Federico Pérez de Antepara; Dramas: Eufemia la Costurera, El hijo del proscrito. Dos rosas blancas. Las penas del trovador. El poeta y la coqueta. El conde y el marqués. Espinas y abrojos y Guirnaldas de amor.
Entre sus obras poéticas se pueden citar las siguientes: Acordes de mi Lira, Cantos Primaverales, Lirios y Azucenas y Manojo de Siemprevivas que dedicó a su querida Patria, con la siguiente advertencia al lector, que transcribo textualmente: «Como tengo muchos enemigos, unos por cuestiones políticas y otros por envidia o maledicencia; hago presente que mi mejor juez es el público que lee mis producciones. Nota: No hacer caso de la crítica».
En otra ocasión no trepidó en imitar a Olmedo, alabando al General Alfaro, ídolo suyo, con los siguientes versos:
¿Quién es aquel que heroicidad derrama
en estos tiempos de infortunio y duelo?
¿Cuál ese paladín que da consuelo
al pueblo liberal que tanto le ama?.
Ese bravo adalid que el pueblo aclama
con hondo ardor, con delirante anhelo
¡Bahl Es un semidiós que guarda el cielo
un héroe varonil que Alfaro llama.
Pero su musa no sólo cantaba a semidioses sino también a seres humanos de carne y hueso, amigos de él, personas allegadas a su familia y hasta jóvenes virtuosos. Copio la dedicada a Pepito Venegas Ramos, en 1904, que dice así:
Ágil y alegre vuela el jilguero siempre parlero por el rosal; así Pepito, vas por el mundo siempre jocundo, digno y social.
Llevas el alma sin sufrimientos firme en tu intento de ser feliz, como a tus padres amor concedes jamás tu puedes ser infeliz.
En los vergeles de la ventura con tu alma pura sabes vivir, sigues la senda de bienandanzas donde se alcanza buen porvenir…
DATOS BIOGRAFICOS
Debido a la amable gentileza de su sobrino y antiguo amigo Eduardo Roca Molestina, he podido conseguir los siguientes datos biográficos del poeta que estudiamos:
Guayaquileño, hijo de José María Molestina y Roca y de Amelia Matheus Miró, fue casado con Amelia Caamaño y Villegas de quien no tuvo sucesión. Anotando al paso que he encontrado una poesía muy hermosa dedicada a una hija extramatrimonial.
Fue contador como todos los de su familia, trabajó largos años en el Banco Comercial y Agrícola de donde pasó como Ayudante Primero a las Aduanas en 1.895 y gracias a la influencia de Alfaro permaneció en ese cargo hasta 1.917 llevando los libros de entrada y salida de los pedimentos y la separación de sus funciones le afectó enormemente, falleciendo al poco tiempo.
Demás está indicar que nadie era más popular en la Aduana que nuestro gentil poeta Molestina y que a pesar de los años transcurridos, su fama, en vez de menguar, sigue muy en alto en el recuerdo de los guayaquileños que gustan del pasado.