Tras el exitoso lanzamiento de Una noche frente al espejo, de Livina Santos, la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Guayas, presentó el 21 del mes en curso el volumen de cuentos Cualquier cosa me invento para ver, de Marcela Vintimilla.
Esta edición, cuya portada se debe al diseño de Joaquín Serrano y Preman Sotomayor, contiene diecisiete narraciones cortas y es el resultado del trabajo de Marcela Vintimilla en el Taller Literario de Avanzados que la Subgerencia de Difusión Cultural del Banco Central Región 2 subvenciona en el Núcleo del Guayas de la CCE.
Marcela Vintimilla, nacida en Zaruma, provincia de El Oro, se expresa con una prosa veloz, impulsiva en apariencia, de ritmo agitado y pulso amplio, pero no exenta de una estructura debidamente organizada y una gran sabiduría narrativa. Pese a su léxico e imágenes de cierta extraña y audaz tónica. Cualquier cosa me invento para ver tiene un eficaz intercambio de sentidos a través del cual, en forma prácticamente imperceptible, cuenta lo preciso y dice mucho más de lo que aparenta.
Por lo demás, este es el primer libro de la autora, cuyos cuentos fueron incluidos antes en el volumen colectivo El lugar de las palabras (Banco Central del Ecuador, Quito) y en la muestra de la nueva narrativa ecuatoriana que organizó la revista Hispamérica (EU) en 1987.
La presentación del libro se realizó en el Auditorio Grupo de Guayaquil de la CCE y analizaron su contenido Cecilia Ansaldo y Estrella Sedeño.
Los próximos títulos que lanzará el Núcleo son: La vida que parece, de Liliana Miraglia; Más sin nombre que nunca, de Gilda Holst; La recepción del concepto de vanguardia en el Ecuador, de Humberto E. Robles (estudio introductorio y selección de textos); La autonomía literaria (ensayo), de Renato Prada Oropeza; y Paren la guerra que yo no juego (poesía), de Pedro Gil.
