ULLOA ANTONIO

DESCUBRIDOR DEL PLATINO.- Nació el 12 de Enero de 1716 en Sevilla. Hijo legítimo del economista mercantilista Isidoro de Ulloa y Pérez y de María de la Torre – Giralt. A los trece años siguió a Cádiz con ánimo de ingresar a la Academia de Guardias Marinas pero no habiendo plazas vacantes, viajó por diversas ciudades de América embarcado en uno de los galeones de Manuel López Pintado, hasta que en 1732 estudió Física y Matemáticas con fray Pedro Tinoco de la orden de Santo Domingo se embarcó en el galeón San Luís que zarpó de Cádiz rumbo a Cartagena de Indias y al regreso finalmente pudo ingresar; luego intervino en la expedición de ayuda a Nápoles en la guerra contra Austria, derrotando una escuadrilla enemiga. Era tan exigente consigno mismo que todo lo miraba con fastidio cuando le apartaban de sus estudios y tareas, al punto que abandonaba cualquier diversión halagüeña con tal de concluir lo que involuntariamente había interrumpido.
En 1735 fue designado con Jorge Juan de Santacilia para formar parte de la Misión Geodésica francesa que pasaría a las regiones australes a medir un arco del cuadrante del meridiano terrestre para determinar la verdadera forma del globo terráqueo.
Con tal fin viajaron a Cartagena de Indias donde Ulloa realizó el descubrimiento del platino como cuerpo simple, que así denominó para diferenciarlo de la plata (1)
De Cartagena siguieron con los Geodésicos franceses a Portovelo, Panamá, Manta y Guayaquil. En 1736 arribaron a Quito pero su carácter y juventud le hicieron chocar con el presidente de la Audiencia Dr. José de Araujo y Ríos a fines del 37, cuando Ulloa le mandó una carta, dándole únicamente el tratamiento de Merced y no de Señoría. Entonces el presidente la devolvió con el paje y lleno de indignación tuvo términos muy fuertes para el joven Ulloa, que al enterarse de ellos entró a la recámara del palacio donde se hallaba Araujo enfermo y le apostrofó con los peores términos, faltándole el respeto a gritos.
El presidente castigó su osadía mandándole a la cárcel, pero haciendo al mismo tiempo la gracia de que guarde prisión en su casa. Ulloa se burló de esa orden y anduvo públicamente por Quito, abusando de su fuero de marino. Tanta insolencia hizo que Araujo consultara el asunto con la Audiencia. El Fiscal opinó a favor del fuero pero los Ministros dictaminaron orden de prisión. Esa tarde Ulloa se hallaba conversando con Jorge Juan en la portería del colegio de los Jesuitas cuando fue sorprendido por un Alguacil y dos gendarmes y aunque se defendió con fuerza, fue tomado de las piernas y lanzado al suelo. Entonces Juan desenvainó su espada e hirió levemente a los guardianes, circunstancia que aprovechó Ulloa para correr hacia el interior del Colegio donde pidió asilo. Allí estuvo varios días hasta que los ánimos se apaciguaron y Araujo le permitió la salida con la condición que fueran ambos jóvenes a sincerarse con el Virrey del Perú. Después subió el expediente a conocimiento del Consejo de Indias, que falló sin mayores consecuencias para las partes.
Mientras se despachaba esta ridícula causa Jorge Juan y Antonio de Ulloa habían viajado a Lima a explicar sus conductas. Ulloa aprovechó la ocasión para realizar excavaciones en la costa y extrajo numerosos objetos arqueológicos que remitió a España, razón por la cual se le considera un precursor de esa ciencia en Sudamérica.
En 1741 estaba nuevamente en Quito comprobando los cálculos efectuados con anterioridad en Caraburo y Oyambaro, pero en Enero del 42 tuvieron que viajar a Guayaquil a preparar las defensas contra un posible ataque de la armada del Almirante inglés George Anson, que merodeaba por el Pacífico, siguieron a Lima y el Virrey Marqués de Villagarcía les confirió el mando de dos fragatas mercantes armadas para que pasaran a Chile. En Talcahuano se unieron a la fragata Esperanza que había venido de España y Pedro de Mendinueta tomó el mando de las tres y regresaron al Callao, sin encontrar al enemigo.
Ulloa y Juan se restituyeron de nuevo a Quito en Diciembre y allí estuvieron haciendo observaciones astronómicas hasta 1744 en que regresaron a Lima. Ulloa compró pasaje en una nave mercante de nacionalidad francesa para volver a Europa, pero en la mitad del viaje fue atacado por varios buques ingleses y aunque pudo escapar, al llegar al puerto de Luisburg, fue tomado prisionero y llevado a Londres, donde permaneció dos años, hasta 1746, tratado con todas las consideraciones del caso, al punto que habiendo sido presentado al Presidente de la Royal Society, Martín Folkes, éste lo propuso para miembro, siendo elegido el 11 de Diciembre de 1746, cuando Ulloa se encontraba nuevamente en España. En posesión de su archivo de Notas, fue ascendido a Capitán de Fragata, el nuevo Rey Fernando VI le concedió la encomienda de Ocaña en la orden de Santiago y con Jorge Juan publicó en 1748 en Madrid la “Relación Histórica del Viaje a la América Meridional” correspondiéndole escribir la parte histórica y descriptiva. El 49 le fue encomendada la misión de viajar por Europa para estudiar las instalaciones marítimas de los países más desarrollados, para aplicarla en la renovación de los arsenales siguiendo las concepciones más modernas de la época. Fruto de estos viajes fue la construcción de varios arsenales a la vez.
De allí en adelante dirigió los trabajos de encauzamiento del río Guadalquivir. En 1751 fundó con Juan el Observatorio Astronómico de Cádiz, interesándose en la instalación de los Gabinetes de Historia Natural y Metalurgia. El 52 dio a la luz un “Tratado físico e historia de la aurora boreal”.
El 58 fue nombrado Gobernador y Superintendente de las minas de azogue (mercurio) de Huancavelica en el Perú y allí estuvo trabajando, y escribiendo hasta 1763 tratando de recuperar la productividad de la mina y enfrentándose con el gremio de mineros y con los funcionarios del virreinato. De esta época es su “Relación circunstanciada del gobierno y superintendencia de la Real Mina de Azogues en la villa de Huancavelica” donde describió la geografía, historia, minas, agricultura e industria de esa provincia.
En 1760 fue nombrado Contralmirante pero el 74 solicitó le relevaran del cargo y se estableció en La Habana en espera de un nuevo destino, aprovechando el tiempo para elaborar un Informe sobre el funcionamiento de las comunicaciones postales entre España y el Perú a raíz de la creación de la empresa estatal de los correos marítimos, que denominó “Modo de facilitar los correos de España con el reino del Perú” , ofreciendo una ruta alternativa a la existente que iba de La Coruña a La Habana para su reparto posterior. Su Informe sirvió para que dos años después se inaugurara una nueva ruta postal entre La Coruña y Buenos Aires.
Como una compensación a las pérdidas territoriales sufridas por España en la Guerra de los Siete Años en Europa, recibió de Francia los territorios del río Mississipi llamados también la Luisiana, de manera que, reincorporado al servicio activo de la marina, ocupó esa gobernación desde el 5 de Marzo de 1766.
En sus nuevas funciones prohibió el comercio y la entrega de armas a los indios y aunque reclamó la ayuda económica a la metrópoli nada recibió a cambio, sufriendo el embate de los colonos franceses que rechazaron la restricción del comercio a solo seis puertos peninsulares, de manera que le hicieron la contra y terminaron por expulsarlo.
El 68 estuvo de Gobernador en la Florida, El 72 regresó a ocupar diferentes cargos oficiales en España.
Ese año influyó para que el Ministro Grimaldi creara el Jardín Botánico y el Museo de Ciencias Naturales de Madrid.
De América llevó a la península varias obras escritas tales como “Noticias Americanas. Entretenimiento físico históricos sobre la América meridional y la septentrional oriental: comparación general de los territorios, climas y producciones de las tres especies vegetal, animal y mineral”, que finalizó en 1772, resumen de sus conocimientos científicos, sobre todo en Historia natural. El libro fue publicado ese año en Madrid y contiene estudios y observaciones de plantas, animales y minerales, así como también costumbres, tradiciones y lenguas aborígenes de los habitantes del nuevo mundo y fue traducido al francés en 1787 bajo el título de “Memoires Philosophiques”.
Entre 1776 y el 78 participó en la organización de la Flota del virreinato de la Nueva España (México) y la creación de un astillero en el puerto de Veracruz. También le fue confiado el mando de la última flota que zarpó de Cádiz con destino al nuevo continente. Del 78 es su libro “Observaciones en el mar de un eclipse de sol”.
En 1779 alcanzó el grado de Teniente General y participó en el gran sitio de Gibraltar. En 1780 comandó la flotilla de naves de observación en las islas Azores pero fracasó en la reconquista de La Florida, por lo que fue juzgado en una Corte Marcial que le declaró inocente de cargos, tras lo cual fue nombrado Director General de la Armada española, cargo que ocuparía hasta su muerte.
Fue autor de varias monografías, una de ellas sobre un eclipse de sol, como ya se dijo otra contiene diversas conversaciones en las que expone a sus hijos los principales conocimientos científicos de su época. En 1780 fue nombrado Teniente General de la Real Armada durante la guerra con Inglaterra.
Las ciencias naturales deben a Ulloa el haber sido el primero en España en dar a conocer la electricidad y el magnetismo artificiales, el que puso en evidencia que en la cola de los insectos se efectuaba la circulación de la sangre, el que descubrió en lo alto de los Andes peruanos infinidad de conchas marinas petrificadas. Como minero describió las minas que se benefician por el fuego y el azogue. Igualmente trató del azogue y de la sal, materias precisas para el beneficio de la plata y de las minas de estas dos especies. Fue el primero en practicar estudios arqueológicos en esta parte de sur América, levantó planos, describió monumentos acompañados de prolijos dibujos.
De su matrimonio con la dama limeña Francisca Ramírez de Laredo tuvo seis hijos, a quienes quiso con mucha ternura, dio espléndida educación y dedicó poco antes de su deceso ocurrido el 5 de Julio de 1795, en la Isla de León, cerca de Cádiz, unas “Conversaciones de Ulloa con sus tres hijos en servicio de la Marina”. Tenía entonces setenta y nueve años de edad.
Su retrato al óleo se conserva en el Museo Naval de Madrid y le presenta alto, delgado, trigueño, de gran personalidad y rumboso uniforme y no estaría demás informar al curioso lector que en unión de su compañero y amigo de viajes Jorge Juan fueron felices autores de varias obras, la mayor parte de ellas importantes Relaciones Históricas y/o Informes a Su Majestad, que constan puntualizadas en la biografía de aquel marino en este mismo Diccionario.