SALAZAR TAMARIZ HUGO

POETA.- Nació en Cuenca el 2 de Septiembre de 1923. Hijo legítimo de Francisco X. Salazar Reyes (hijo a su vez del Dr. Belisario Reyes, de los médicos cuencanos más prominentes del siglo XIX) Pancho Salazar, fue actor y pianista, miembro de la Compañía Nacional de Teatro de Marco Barahona y autor del drama “El Arte Fatal” estrenado en 1926 en un acto, de la comedia “Un Lío” en dos actos y de “Estampa Morlaca” juguete cómico en un cuadro, y de Isabel Tamariz Toral, maestra, pianista y pintora, autora de “Versos y Diálogos infantiles” publicado en 1.982 para el aprendizaje y teatro a nivel infantil del que se conocen dos ediciones y que adaptó su autora para “Breviario Musical”. Ambos cuencanos.
Se ha escrito que en ese hogar se codeaba la austeridad económica con la lectura, la música, las inquietudes sociales. En 1930 inició sus estudios en la escuela San José de los Hermanos Cristianos. El 35 pasó al Rafael E. Borja de los jesuitas donde permaneció dos años. El 37 se matriculó en el Benigno Malo y completó hasta el quinto curso. Entonces Cuenca era una ciudad muy pobre y el joven aventurero soñaba con viajar a Guayaquil a casa de su tío el Capitán (r.) Vicente Lucio Salazar, alto empleado de la Jabonería Nacional y luego Administrador del Hospital psiquiátrico Lorenzo Ponce pero fue recién en 1940 que pudo cumplir sus deseos dejando truncos sus estudios secundarios. Ya era dado a las letras pues su padre, desde el momento que lo pilló leyendo a Alejandro Dumas, comenzó a orientar sus lecturas haciéndole conocer a los clásicos antiguos, luego a los modernos y al final a los contemporáneos.
Igualmente, por las conversaciones de su padre sobre el teatro se había motivado a intervenir en varias representaciones juveniles que se presentaron en el escenario de los salesianos ubicado al lado de la iglesia de María Auxiliadora, tales como “Un drama en las catacumbas” del padre Julio Matovelle, donde hizo el papel de centurión romano.
Con algunos amigos ensayaba diariamente bajo la dirección del tuerto Luís de profesión sastre pero muy aficionado a las tablas. Las funciones eran los fines de semana, los salesianos proveían el vestuario y corrían con otros gastos menores beneficiándose con el valor de las entradas que costaban un sucre veinte centavos por persona.
En Guayaquil se dedicó a leer todo lo que caía en sus manos y un día, mientras adquiría obras de literatura en la Librería Cosmopolita, Enrique Gil Gilbert que entraba con Pedro Saad le preguntó ¿ Porqué compras esas cosas? Saad le contradijo. Deja que lea de todo porque la orientación le vendrá después. Desde ese momento se hicieron amigos y comenzó a frecuentar la casa de Gil, quien le introdujo en la juventud comunista del Guayas.
Entre el 42 y el 43 escribió tres obras de teatro que nunca llegaron a representarse y han desaparecido. La mayor parte de las noches visitaba la buhardilla de Joaquín Gallegos Lara donde se reunían muchísimas personas a escucharle y fue tan grande la influencia de Gallegos, que Hugo le considera el mayor talento del país en este siglo por Iluminado ¡ A él debo mi fe revolucionaria porque adquirí su verdad¡ También hablaban de literatura, filosofía y política y a veces hasta recitaban composiciones propias o ajenas.
Por ese tiempo y movido por el dolor de la Patria herida y cercenada tras la invasión peruana, ingresó a la Acción Democrática Ecuatoriana ADE. Las reuniones se celebraban en una de las casas del Dr. Francisco Arízaga Luque frente al parque del Centenario, pero no fue informado del día que estallaría la revolución, secreto que solo lo compartían unos cuantos; mas, la casualidad hizo que la noche del 28 de Mayo se encontrara en la botica de César Andrade Faini en la esquina de Chimborazo y Cuenca y le tocó presenciar los incidentes de la toma del cuartel de los carabineros.
En Agosto viajó a Quito y fue empleado por Enrique Arízaga Toral en el Ministerio del Tesoro con S/. 300 mensuales de sueldo. Allí trabajó dos años, alternando su tiempo con visitas a la recién creada Casa de la Cultura Ecuatoriana donde hizo amistad con varios escritores y poetas “muchos de ellos eran estudiantes de provincia que asistían a la Universidad Central”. Una tarde se reunieron y surgió la idea de publicar una Colección de Cuadernillos de Poesía de nombre Madrugada, que tuvo la virtud de unir a las voces que bullían desde unos años antes y unidas significaron una fuerza nueva con expresión un tanto surealista . Poesía nutrida de un hondo aliento humano; aunque, a momentos, intencionalmente inaccesible; sinembargo, Madrugada no fue un grupo sino “el arribo sucesivo y espléndido de nuevos poetas”.
En 1945 alquiló un departamento a medias con Enrique Noboa Arízaga en casa de Alfonso Burbano de Lara pero fueron visitados por los ladrones y tuvieron que pedir posada a Gonzalo Karolis Martínez que subarrendaba con varios estudiantes guarandeños en el barrio del Tejar y allí pasaron durante seis meses una grave crisis económica. Tiempos de bohemia y de alcohol, fraternizando con Raúl Andrade Moscoso quien decía que el que no sabe chismear solo vive la mitad, el oso Enrique Noboa Arízaga, Remigio Romero y Cordero, con el oso titiurkis Viteri y con el trompudo Vargas portero del teatro Sucre y todos se iban a beber donde la señora Zoilita, amante del fakir César Dávila Andrade, que hacía de jefe del grupo.
A raíz de la dictadura velasquista del 30 de Marzo de 1946 volvió a Cuenca y habitó con sus padres. Enrique Arízaga Toral que estaba de Presidente del Concejo nuevamente lo empleó, en esta ocasión de Inspector General de Sanidad con S/. 400 mensuales, contrajo matrimonio con Teresa Ledesma Valdivieso y se integró al grupo “Elan” con los poetas Jacinto Cordero Espinosa, Efraín Jara Idrovo, Eugenio Moreno Heredia, Arturo Cuesta Heredia, Francisco Estrella Carrión y Teodoro Vanegas Andrade.
Acostumbraban reunirse por las mañanas entre las 10 y 12 del día en el parque Calderón a discutir temas de literatura y sobre todo a comentar los detalles de la II Guerra Mundial. Cuenca aún no era la ciudad industrial y turística de hoy y su vida se desenvolvía tranquila y eglógica de suerte que esta clase de reuniones no llamaban la atención, también asistía un judío alemán escapado del nazismo llamado Hans Muller, quien les leía todas las novedades literarias europeas, entre otros autores a Rilke, de suerte que los jóvenes poetas del Elan generación asi llamada desde la revolución del 28 de mayo del 1944, decidió terminar con la poesía mariana y con la musicalidad que todavía persistía en poetas de la talla de César Andrade y Cordero para volver a las raíces de los orígenes olvidados, pues estaba reciente la invasión peruana que más tuvo de farsa grotesca que de guerra heroica y ocasionó la mutilación de nuestra heredad nacional. Tal tendencia coincidió en Quito con los esfuerzos de Jorge Enrique Adoum que luego escribiría El Ecuador Amargo y con los de otros poetas que iluminaron las raíces con alta y noble y pasión, cantando a la geografía y a los ancestros (1)y superando lo meramente cartelista, luchando contra la prevalencia de atrasadas y nocivas formas económico-sociales que mantenían a Cuenca y al austro ecuatoriano, como un reducto conservador. Fue por estos años que Hugo decidió su ideario socialista pues se dio cuenta que entre todos los ismos (fascismo, nazismo, falangismo) era el más adecuado para la humanidad, sin imaginar siquiera que buena parte de los socialistas desembocarían en comunistas y serían traicionados por la brutal dictadura stalinista que tantas muertes causó en la Unión Soviética y en los países de la Europa central así como por la llamada revolución cabana de 1959 que finalizó en la trágica tiranía de Fidel Castro, hoy dirigida por unoas cuantas generales y avivatos.
El 47 editó con su dinero “Transparencia en el trébol”, poemario en solo 38 págs. “transposición de la poesía cándida mariana a lo social, a través de un poema casi navideño, donde predomina la duda sobre la fe y formó parte de la redacción del periódico de combate y de humor denominado “La Escoba” de Francisco Estrella Carrión, colaborando con artículos de humor corrosivo y sardónico.
El 49 apareció en el Núcleo del Azuay el Cuadernillo No. 7 de la Colección del Elan, su segundo poemario “Mi Parcela de Magia” en 23 pags. y viajó a Guayaquil con el nombramiento de Primer Auxiliar de Secretaría de la Dirección General de Estancos con S/. 1.200 mensuales donde permaneció hasta el 55. Estos fueron años de lucha y activa militancia, asistía a las células revolucionarias comunistas, se vinculó con los sindicatos y leyó sobre materialismo
El 54 la FEUE le designó Presidente de los primeros Juegos Florales Universitarios y con Wilson Durango, Milton Moreno Aguirre y Jaime Roldós Garcés crearon el Festival Universitario de las Letras que fue todo un éxito. El 55 los Estados Unidos suscribió un “Pacto Militar Bilateral de ayuda Mutua” con los países latinoamericanos (2)Pedro Saad escribió un folleto denunciando el Pacto y dentro del partido Comunista Jorge Maldonado Renella redactó su tesis doctoral en dicha línea mientras Hugo componía “El Habitante Amenazado” gran poema escrito con indignación contra ese irrito Pacto Militar del Ecuador y los Estados Unidos, canto a América “de apasionado aliento lírico y sostenido lenguaje, es el vehículo utilizado para narrar la dura y perpetua lucha hacia su propio destino, a través de un retablo de martirios, horrores y heroísmo resistente” editado ese año en 96 págs. por el Núcleo del Guayas de la CCE. y cuya venta le permitió reunir fondos para viajar al Festival de la Juventud celebrado en Varsovia entre Junio y Noviembre de ese año. Con este Canto se dio a conocer entre los grandes poetas de todos los tiempos del Ecuador. Existe una segunda edición de 1971.
El HABITANTE AMENAZADO.-Fragmento.-Canto Primero.- // Somos un pueblo antiguo /viejo como la miel /como las sombras, /como las altas hojas, /tan pegado a la áspera corteza que, /de lejos, /nadie nos diría seres sino topografía. // Zurcidos a la tierra hemos estado siglos azules /y amargos siglos, /hollando la ya enterrada /edad de la montaña, /los sucesivos cauces de los ríos / y comiendo del ácimo concepto de los frutos. // De jaguares, /de sol / y hachas de piedra, / hemos ido viviendo /y falleciendo. //Regados entre guerras /y mujeres adelantamos nuestro rumor /y la intacta sangre que nos golpea entera. // Somos un pueblo antiguo / parecido igualmente a la luz /o a las tinieblas: /un costado en la nieve /y el verde puesto a secar en la mitad del viento. // Hemos estado creciendo sin saberlo, /como el vuelo en las aves, /como el maíz /o el niño, /tal el pelo /y las uñas; /acumulándonos, /como una carga eléctrica /o el interés en las deudas. /Cuanta hambre hemos atravesado a pie, /descalzos /pisándonos el estómago, /entre la gente que va en tropel /- que siempre estará yendo – // Hambre que no pudimos apagar ni elevándola /en la esquina dorsal de nuestra tierra; / Hambre que nunca digerimos, /muriendo, /en las bestias a la anochecida /en nosotros durando. // Hambre en los bosques /donde hicimos los hijos contra el suelo, /y la muerte, /con flechas /y piedras /en el viento…..
De regreso al país en 1957 con la aureola de su hermosísimo poema, en circunstancia en que había adquirido en el Mercado Central un ejemplar usado de la novela “La luna se ha puesto” de John Steinbeck y cruzaba la esquina despreocupadamente, fue atropellado por un carro fantasma en la esquina de las calles 6 de Marzo y Ballen y sufrió la rotura de la cabeza del fémur derecho. Operado de urgencia en la Clínica del Seguro por el Dr. Jaime Barredo Hidalgo, convaleció un año, enyesado e inmóvil, pero salvó la pierna, aunque ya no la pudo doblar jamás y desde entonces quedó cojeando.
El 58 dio a luz en la CCE de Quito sus Poemas Desnudos en 134 pags escritos entre el 56 y el 57 en la misma línea de incondicional humanismo, con vivencias en Varsovia y otros poemas de contenido tan hondo como “El Hombre” que es antológico y quizá lo mejor de lo suyo.
EL HOMBRE.- Fragmento.- I.- // Hay que pegarle al hombre / darle duro / con algo duro/ ímprobo/ tremendo / para que diga: /si /acepto / estoy conforme…// Es preciso correr hasta las llamas / y traerlas intactas / para quemarlo como a la paja / como a los colchones pestosos / como a la maleza. // Es necesario / imprescindible / acudir al acero / y sobornarlo / hasta que tenga forma de cadena / hasta que apriete / hasta que duela mucho. // Hay que conseguir piedras / muchas piedras / de variados tamaños / todas llenas de aristas/ de puntas / de heridas / para moler al hombre / cuantas veces pretenda negarse / decir / no, / quiero justicia // Hay que inventarse armas / tratados / protocolos / destruir sus casas / sus hijos / sus proyectos. // El hombre es peligroso / hay que cortarle / las uñas / desnudarlo / mermar su aire / su agua / su venida. // Desde que apareció sobre la tierra / caprichoso / incomprensible / tenaz / insoportable / negase a decir / si / estoy conforme / acepto. //
Hernán Rodríguez Castelo ha dicho que es: “grito grave, altivo, insobornable, frente a una América Latina donde la tortura ha llegado a ser instrumento ordinario de gobierno en ciertas latitudes y los sectores oligárquicos acuden a todo para perpetuar sus privilegios”. Rodrigo Pesantez Rodas ha opinado que es: “una obra frenética y madura, acariciante por humana y desgarradora por veraz, de verso entrecortado y escalonado. Su temática: El hombre, no importa como le venga al habitante, busca en él y para él los demás signos” Poesía de largo aliento por su gran carga conceptual y por el dominio del lenguaje.
El 57 obtuvo el Primer Premio en el Festival Universitario de las letras con “El Elogiado”. En 1959 y motivado por los cinco mil sucres de Premio al triunfador, intervino en el Concurso Nacional de Poesia convocado por el diario “El Universo” y obtuvo el Primer puesto con “Sinfonía de los Antepasados” en 40 pags. el Segundo fue para su amigo Cesar Dávila Andrade con “Boletín y elegías de las mitas ” y el Tercero para otro gran poeta Miguel Augusto Egas a) Hugo Mayo con “Caballo Desnudo”. El Jurado estuvo compuesto por Rosa Borja de Icaza, Horacio Hidrovo Velásquez, Alejandro Carrión Aguirre, Ezequiel González Mas y César Andrade y Cordero.
Sinfonía es “un largo poema de gran fuerza y sonoridad, cálido alegato social y entrañable recuerdo de la prehistoria patria, de final esperanzado y jubiloso, poema de una arquitectura asombrosa y de una vigencia histórica sin par. Los elementos figurativos se entrelazan con los elementos bucólicos. La flora y mineralogía del léxico invaden de novedades estilísticas, el hombre otra vez en su canto, sumergido en el tiempo con una fiebre de ternura y una alada música”.
SINFONIA DE LOS ANTEPASADOS.- Fragmentos.- // Solos / y de puntillas al borde del asombro / estamos, / en el centro mágico de los nombres, / castigados de ciclos, / de guerras / y de polvo, / nada más que esperando. // Avidos vigilantes / que sin embargo / somos / tan solo como el viento sobre la buena tierra; / pasajera cosecha de canciones y ausencia, / eterno niño convertido en fechas. // Os quiero ver alzando las ya doradas parvas / y las faldas repletas de hijos venideros, / desde la simple línea clara de las ventanas / que aún existen al fondo de los caminos viejos. // Quiero que estéis conmigo cuando mi parca cena finalice, / cuando el sol en los hondos platos del día rebose / cuando esté al filo de la espada, / impagable, / cumplidos ya los plazos / y embriagado del jugo dionisiaco y fértil / que exprimió vuestro abrazo mientras tendía duro, / a lo largo del viento, / su postrer epidermis. // Quiero que estéis conmigo cuando sea la hora / de alzar el mantel blanco puesto para la cena, / y cuando se interrumpa mi abecedario alegre / y se nublen las manos al buscarme. // I, con vosotros estaré, / la alborada / en que despierte el hombre liberado y hermoso / dueño / y señor del júbilo, / la canción / y la raza, // En mi mano, la eterna mano que ha construido / desde una oscura cueva hasta una sinfonía, / habrá un cartel ardiendo, / una bandera, / un lirio, / y en apretada marcha de los pasos sin réplica, / oirán todos los muertos, / desde todos los siglos, / como canta la verdadera vida. //
A principios de los años sesenta salió de la casa del Dr. Arroyo del Río en Las Peñas donde había pagado ciento sesenta sucres mensuales de arriendo, hizo vida social en el llamado grupo de La Manga que formara en Guayaquil el pintor argentino Edmundo González del Real con numerosos escritores y artistas en su mayor parte de izquierda, como respuesta al alejamiento en que había caído el Núcleo del Guayas, cuyo directorio – siguiendo la política de su Presidente Carlos Cevallos Menéndez – dedicaba la mayor parte de las rentas y esfuerzos a la creación del Museo de Oro, a intensas búsquedas arqueológicas y a mantener un hermoso y selecto ballet con profesoras extranjeras, pero al producirse la caída del cuarto velasquismo el 61 y la reestructuración del Núcleo del Guayas de la CCE fue designado miembro del Directorio en representación de la Poesía.
El 62 fue expulsado del Partido Comunista con escandalosa hoja volante, acusado de ser maoísta. Igual pena sufrieron también Miguel Donoso Pareja, Alejandro Román Armendariz, Alfonso Chung Jurado y Antonio Chang que de allí en adelante formaron filas con el Comunismo nuevo llamado grupo Chino o Pekinés; los más peligrosos se decía, por ser los fanatizados, los ultra de la izquierda, los del libro Rojo de Mao Tse Tung, etc.
Volvió al Teatro y fue actor del grupo “Horizonte” que fundó y dirigió por años con fuerza y sinceridad demostrando que era un carismático líder cultural, escribió para el concurso de la Unión Nacional de Periodistas de Quito, editó en Cuenca su mejor obra teatral “La Llaga” en dos actos y en prosa, en 106 pags., calificada de fuerte golpe escénico a la burocracia y sus vicios en un afán de denuncia, pero con tranquilo planteamiento de hechos así como de teatro ágil, de temática social y critica dura; publicó el poemario “Apuntes del Forastero” en 138 pgs con poemas seleccionados por Benjamin Carrión, Presidente de la CCE, que una noche, de visita en casa del poeta, le dijo: “Estoy en deuda contigo, nunca te he publicado nada y quisiera alguna cosa tuya”. Salazar lo llevó a su escritorio y “enseñé mi poesía intimista que guardaba en una gaveta. Carrión la tomó y así fue como salieron versos muy íntimos míos, escritos al acaso y sin embargo poesía fuerte e inmediata,” testimonio del acoso del hombre por el hombre según Rodríguez Castelo, aunque Pesantes Rodas no gustó de ellos por prosaístas (poco poéticos y poco humanos) quizá por ser de su juventud.
En marzo de 1863 la dictadura de la Junta Militar de Gobierno le encarceló en el Cuartel Modelo sin formula de juicio ni acusación en su contra y allí permaneció en una celda común por más de seis meses. El gobierno de la república popular China le concedió Visa y los militares permitieron su salida del país. En Pekín vivió dos años sin mayores noticias de su familia, leyendo, estudiando y haciendo viajes al interior de ese enorme territorio y al Viet Cong y tuvo oportunidad de tratar a líderes de la importancia mundial de Mao Tse Tung, Ho Chi Ming y Ling Piao.
En 1964 se terminó de imprimir su novela “Otra historia del mismo Lobo” en 196 págs, que había empezado a editar en el Núcleo del Guayas y al estallar la dictadura, ayudado de su amigo Diógenes Fernández Borrero, pudo retirar subrepticiamente la edición, para llevarla a sitio seguro, donde permaneció varios meses hasta que entró en circulación. En esta, su primera novela, intentó romper el círculo social interiorizando en la psicología de los personajes.
En 1965 ingresó de incógnito por Colombia y se sumó a la oposición militando en el ala pekinesa que dirigía Rafael Echeverría. El 66, al caer la ominosa Junta de Gobierno volvió a circular libremente por su Patria este ciudadano heroico y gran poeta americano.
Entre el 66 y el 67 vivió ocho meses trabajando en París, realizó contactos políticos, hizo literatura; al año siguiente, por oponerse al plan de las guerrillas indígenas, fue nuevamente expulsado del Partido Comunista, en esta ocasión por el ala de los pekineses – de manera que quedó fuera de las dos alas tradicionales del comunismo ecuatoriano – y desde entonces no volvió a intervenir en cuestiones políticas; pues, siendo un idealista a tiempo completo, entraba en conflicto con la dura realidad de nuestra politiquería criolla. Ese año fue miembro del Directorio del Núcleo del Guayas de la CCE. El 68 obtuvo la licenciatura en Ciencias Sociales y egresó de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Laica Vicente Rocafuerte, editando su último poemario formal titulado “Dictado del forastero” en 90 pags. con: 1) Tres Poemas, 2) Sinfonía de los Antepasados 3) Réquiem a César Dávila Andrade y 4) Llamamiento, éstos dos últimos inéditos. Entonces renunció a la poesía para entregarse por entero a la prosa.
En 1968 circuló un volumen de teatro titulado “Por un plato de arroz” conteniendo tres de sus obras: 1) La Falsa muerte de un ciclista 2) Toque de Queda, y 3) Por un plato de arroz, todo en 126 págs. Entre el 69 y 73 fue profesor de Arte Dramático en el Núcleo del Guayas, hizo teatro con Isabel Saad e llonka Vargas.
En 1973 escenificó el Habitante Amenazado, pieza ideológica para teatro en 60 pags. representada por el ballet de Antonio Ordóñez. En 1974 fue designado profesor de Crítica Literaria en la Universidad de Babahoyo con treinta y siete mil sucres mensuales, trabajando los lunes, miércoles y viernes de 4 a 11 p.m. Posteriormente se aumentó su horario con clases extras los sábados y domingos y formó grupos de teatro que representaban sus piezas y obras sobre la vida fluminese; fue, pues un maestro solícito y solidario. Por entonces fíguraba entre los fundadores del grupo teatral “Sarao” y entre los auspiciantes de “Sicoseo”. Sus hijos habían crecido, se casaban e independizaban.
El 1977 formó parte del grupo literario “Sicoseo” de jóvenes intelectuales a los que reunió en el local del Núcleo del Guayas de la CCE donde hizo las veces de abuelito aconsejador, prestando libros, guiandoles por el camino de las bellas letras y sacó “Por así decirlo” variaciones en un mismo texto sobre el ser humano, en 170 pags., con 35 secuencias antiliricas que no son versos sino lirismo al revés que es lo mismo, empeño novedoso y empresa radical en esa época, a través de una nueva forma de escribir sin puntos ni comas, sólo usando los dos puntos, los paréntesis y los signos de interrogación. El resto ¿Para qué? “Si cuando se requiere del punto va la mayúscula, si las comas cortan la libre lectura y sólo sirven para acomodar la respiración”. Novedades formales que algún día podrían ser adoptadas por la Academia.
José Luís Ortíz, otro de los integrantes de Sicoseo, tiene el siguiente texto escrito medio en broma medio en serio, con mucho de autobiográfico y en el que describe una de las reuniones nocturnas del Grupo. Esa noche el Club de Leones (esquina de Pedro Moncayo y seis de Marzo del parque del Centenario, donde se levanta una fuente de metal fabricada en Francia al estilo art nouveau, con dos majestuosos leones igualmente de bronce que figuran de adorno) brillaba por el reflejo de la luna veranera. Los fotógrafos de manga se despedían de un aceptable día de trabajo, lo carteristas se repartían las ganancias al ritmo de su último y compartido ladrillo, la vieja y desdentada cantante guardaba el palo y el tarro con los que imaginaba su micrófono, el maricón terremoto desplegaba su concluyente desfile recibiendo el acompasado silbido que lo singularizaba como la mejor de las reinas y el loquito Cerebro se pasaba de una mano a otra el manojo de las flores que se le terminaron de morir a las seis de la tarde. Los concurrentes empezaron a llegar. Cada uno con su obligada ración de combustible y con pequeños tesoros escondidos y no anunciados muy al fondo de sus bolsillos traseros del pantalón. El más cumplido de todos, de mote Zamborondón, con varias hojas de papel desplegadas, ensayaba el tono con que sorprendería al anunciar la versión final de su poema dedicado a las abandonadas calles del Guayaquil noctámbulo. Al término de su soliloquio arribó el más gordo de todos, lo saludó con su acostumbrado ahorro de palabras y prefirió no darle mucha oportunidad para que aquel le hablara de su creación semanal. Poeta, al fin, éste profesaba la convicción de que existe diferencia entre los creadores y los que declaman, y cuando debía opinar sobre ello lo hacía de manera parca y hasta cortante. A las nueve ya estaba la mayoría. El brindis inicial arrancó con un entrevero de palabras, una mezcolanza de volúmenes y largas y bulliciosas risas. Está veneno, dijo el Manaba, para alardear de la fortaleza de su contribución. Te quita la tos te afina la voz. Mirando de reojo al Zambo, pero ensayando una cruel pero bien administrada sonrisa y alzando los brazos para celebrar la llegada de los restantes; el poeta mayor con creciente dificultad para asentar la pierna (Huguito por supuesto, esto es mio) el ocurrido cuentista que había perdido sin esfuerzo alguno el tono interandino y cantado de su hablar, el ingeniero amigo y compadre de la mayoría, el flaco que tenía su mente en el distrito quince de París y en su próximo encuentro en vivo y en directo con Althuser, Derrida y Morin (Carlos Rojas) El pintor sobreviviente de la vieja manga (Edmundo González del Real) y el joven abogado que había reemplazado la estabilidad en el ejercicio de la profesión por la sabrosa incertidumbre de los socio – literario. La energía que se descargaba a partir de allí era irrefrenable. Cualquier desliz de egocentrismo, cualquier asomo de soberbia, cualquier comentario con proclamas políticas o frases hechas, recibía el castigo inmediato del humor, el abrupto peso de un cañonazo de palabras y que la advertencia inmisericorde de que la primera reiteración merecería una multa de por lo menos dos botellas de ron y cuatro cajetillas de Chester y la segunda una despedida sin derecho a reclamo. El Club de Leones fue nuestra morada nocturna, la que nos daba cobijo después de la una de la mañana en que se cerraba el Montreal.
En este, o a la vuelta en el Café de la Casa de la Cultura, nos dimos cita por lo menos durante muchos años Por lo dos primeros lugares pasó mucha gente pero, para recalar en el tercero, en el Club, se necesitaba disponer de una membresía que exigía no correrle a la madrugada, no tener bronca con los habitantes nocturnos del entorno, respetar a los choros sin casa y estar dispuestos a atender con afecto, tragos, cigarrillos, algún bocado y el pasaje de regreso, a las mariposas que no consiguieron clientes. Ese mundo geográfico fue el resultado de la nostálgica búsqueda de un rincón en que se pudieran continuar los diálogos interrumpidos por ausencias, abandonos, traiciones y muerte. Se cansaba Floresmilo el dueño del Montreal y nos corría, se desanimaba el paisa Gilberto porque en su Café de la Casa de la Cultura no había hecho lo suficiente ni para el pago del arriendo o simplemente nuestro fondos eran insuficientes y nadie nos quería fiar y entonces encontramos esas largas y acogedoras bancas y decidimos que ese sería nuestro Club.
En 1978 apareció “En tiempos de la Colonia” en 100 págs, drama en 3 actos y en prosa sobre las incidencias de la Revolución de las Alcabalas, reivindicando la memoria de Antonio Moreno Bellido. Ese año adquirió una villa de dos plantas ubicada en la ciudadela de la FAE al frente del aeropuerto y pudo gozar de una pequeña renta alquilando la planta baja.
En 1979 fue contratado por la extensión universitaria de Quevedo y durante las inundaciones provocadas por el fenómeno del Niño del 83, organizó un operativo de ayuda, condujo estudiantes de medicina, llevó alimentos y remedios, en fin, mostró su solidaridad con los damnificados.
En 1985 se jubiló tras largos trámite burocrático en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social IESS y recogió esa dura experiencia en un relato tragicómico titulado “Jubílese si puede, Carajo”. En 1986 fue profesor de la extensión Universitaria de Milagro. En 1987 salió a la luz su novela “Algo es Algo” en 246 págs. , reiterando su teoría sobre la nueva puntuación y la importancia de los dos puntos.
En 1988 apareció “Dialogo de una gente intransigente”, novela calificada de lo más curioso del año por Hernán Rodríguez Castelo en la entrega 2.258 de su columna Idioma y Estilo por contener la puntuación más caótica, artificial y arbitraria. Junto a eso el Ulises de Joyce es un juego de niños I el Ulises puede ser complejo pero es siempre exacto, aunque en el libro de Salazar no todo es exacto ni mucho menos…. De todas maneras “Diálogo de una gente intransigente”, como su título lo indica, es una obra de construcción barroca digna de leerse no solo por las dificultades que ofrece debido a su puntuación sino también por la forma y fondo del tema, tratados con intensidad y emoción.
En el Núcleo del Azuay sacó una Antología” de sus obras de Teatro y conservaba inéditas las siguientes piezas: 1) “De por qué a la oportunidad la pintan calva” , sobre Velasco Ibarra, 2) “Los Contra” sobre la abierta intervención de los Estados Unidos en Nicaragua propiciando la creación de grupos paramilitares contra los nacionalistas Sandinistas, 3 ) “Los adelantados del tres” y 4) “Los del Grito”. Estas tres últimas piezas son escenificaciones de sucesos verídicos relatados por el Dr. Manuel María Borrero González en su Obra “Quito Luz de América” editada en 1.960 con motivo del sesquicentenario de la revolución del 10 de Agosto de 1809.
Igualmente escribió un largo relato novelado sobre “Mariano Villalobos” pieza con fondo histórico sobre este ilustre patriota que apareció bajo el título de “Los constructores del amanecer” y “El libro de las Versiones” con siete relatos verídicos y uno mágico sobre la muerte del Econ. Abdón Calderón Munoz y renunció a su calidad de miembro del Núcleo del Guayas de la CCE en protesta por un gigantesco y abyecto letrero – impropio en un centro cultural – puesto en la fachada del edificio que se estaba remodelando. El letrero decía en grandes letras rojas: “Otra obra de León” refiriéndose al Presidente Febres – Cordero que acababa de entregar un dinero para mejorar, adecuar y pintar el edificio.
El 93 sacó su novela “El todo por el todo” regresando nuevamente a la puntuación. El 96 se editó lujosamente “Memorial del fuego” crónica sobre el gran Incendio de Guayaquil ocurrido entre el 5 y 6 de Octubre de 1896 contada a través de dos historias yuxtapuestas, oscilando entre el reportaje y la novela señala a héroes ignotos y a otros que lograron sobreponerse en la adversidad del flagelo. El 97 fue Jurado del Concurso Nacional de Poesía de “El Universo”.
En Enero del 99 sufrió molestias y al ser examinado le encontraron un cáncer en estado terminal. Llevado de urgencia a SOLCA falleció justo a la semana, el 31 de Enero de 1999, ante la consternación de sus amigos y familiares y fue enterrado el mismo día. Las letras ecuatorianas perdían a uno de sus grandes con su partida pero quedaba “El Habitante amenazado” poema de los mejores que se ha escrito en el país y en América, voz airada contra una paz armada, voz continental que se levantó en nombre de la paz única, la esencial y solidaria, pues no hay otra.
Su vacío existencial será difícil de llenar y quienes fuimos sus amigos sinceros, sus admiradores, quienes valoramos su enorme talla de luchador solitario y solidario con los diferentes grupos de teatro que formó en Guayaquil, Babahoyo, Quevedo y Milagro y sostuvo casi a su costa, por tantos años y en entrega total, lamentaremos siempre su partida pues fue un hombre pobre y sufrido, con una dignidad a toda prueba, gran sentido del humor y solidario con el prójimo por su natural bondad.
Sus dos absurdas por ridículas expulsiones del Comunismo solamente reflejaron la fe fanática de sus conmilitones, que no admitían otros pensamientos que los contenidos en los mensajes teóricos y plenos de la ortodoxia que nos llegaban desde Moscú o Pekín, es decir, del exterior, donde no se conocía la realidad ecuatoriana, en otras palabras, las necesidades de nuestra Patria.
Su poesía final antilirica, unida al novísimo sistema gramatical y al periodismo mágico lo situaba a la vanguardia de las letras patrias en la búsqueda incesante de estilos. De estatura mediana, tez trigueña, rasgos angulosos y contextura delgada. Su rostro, magro como su cuerpo, parecía marcado en esas milenarias piedras de su nativa Ingapirca. Parecía un sujeto taciturno a primera vista pero se transformaba cuando comenzaba a hablar y entonces la facundia, el chiste elegante, el consejo, la crítica elevada, se hacían presentes y ganaba amistades y corazones, por eso se ha dicho que poseía una conversación erudita y al mismo tiempo sencilla y anecdótica. La temática variada, “escritor sólidamente formado que tenía conciencia de su realidad y que buscaba afanoso el mañana ideal que iluminará a todos”. Agil y activo a pesar de su molestia en la pierna, intrépido para planear empresas del espíritu, era como un ángel con alas impregnadas de polvo de bibliotecas.
Era fama que a pesar de su deficiencia para caminar, con lluvia o a pleno sol diariamente salía de su casita en la ciudadela de la FAE y recorría siete largas cuadras hasta la estación más próxima de autobús, pero jamás se quejó de su condición ni de su suerte pues era un sujeto verdaderamente estoico. En alguna ocasión y encontrandose en el interior del edificio del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social en compañía de un amigo, en un descuido de éste se escondió tras una columna. Preguntada la razón, le contestó: “Amo mucho a esta ciudad donde vivo tantos años porque tiene edificios con estantes gruesos que me ocultan cuando veo venir a un intelectual y me libran de ese horror tan espantoso”. En otra ocasión se apareció en la puerta de mi estudio profesional y gritó a voz en cuello: “Aleluya, aleluya, ya lo sabe la FAO, la UNESCO, la ONU, la OTAN, los países del Pacto de Varsovia y los del Pacto Andino, así como todos los demás.” Uno de mis clientes le preguntó sorprendido ¿I que es lo que saben Huguito? “Que Jorge Velasco Mackenzie SI tiene cabeza” refiriendose a un incidente tragicómico sucedido días atrás en los bajos del Núcleo del Guayas de la CCE y que salió publicitado en El Universo, en el cual un intelectual porteño había roto la cabeza de Jorge utilizando como arma contundente un óleo de grandes dimensiones, obsequio de un pintor famoso (le dio con el filo del bastidor de madera) Jorge tuvo que ser llevado a una clínica todo ensangrentado, donde le suturaron dos puntos. El belicoso intelectual perdió la obra de arte que quedó destruida a causa del cabezaso y el generoso autor del cuadro – calificado de desdichada y sangrienta creación artística – recibió la burla y mofa de los grupos intelectuales guayaquileños.