ORBIGNY DESSALINES ALCIDES

NATURALISTA.- Nació el 6 de Septiembre de 1802 en Coueron, Loira inferior, Francia. Estudió en París y después de recibir una esmerada educación destacó en las ciencias naturales. En 1825 presentó en la Academia de Ciencias una monografía sobre los foraminíferos. El 26 la Administración del Museo de París lo envió a Sudamérica en viaje de estudio de las razas humanas en esta parte del nuevo mundo; sin embargo ocurrió que tanto D’Orbigny como sus compañeros de viaje, se impresionaron con la exuberante vegetación y dejando a un lado a las razas se dedicaron a la historia natural. Cabe mencionar que también vinieron dos dibujantes llamados M. de Sainson y Julio Boilly que elaboraron más de seiscientas láminas, entregadas a los mejores grabadores de París para su impresión en metal. 

La salió de Burdeos el 15 de Abril de 1825 a bordo del bergantín Jefferson. Primero recorrieron varias islas del Caribe y la Guayana francesa, pasaron a Bogotá, Quito, Guayaquil y tomaron por tierra y por ríos hacia el Brasil. Desde el Pará siguieron hasta la región de Río Grande do Sul, de allí pasaron al Uruguay y a la Argentina y realizaron una obra inmensa en las pampas bonaerenses así como en la Patagonia y por eso una población actual de ese país lleva el nombre de Orbigny. Entonces pasaron hacia Chile, Perú, Bolivia y nuevamente visitaron Ecuador, recopilando notas, describiendo especímenes y dibujando gentes, plantas y paisajes. Finalmente pasaron a la América del Norte, Asia y Africa. 

Por dos ocasiones visitó Guayaquil, la primera fue en Octubre del 27 tras vivir bellas experiencias contemplando el volcán Cotopaxi y el socavón cerca de Guaranda, puente natural por donde pasa un rio entre enormes precipicios. D ́Orbigny aclara que Guayaquil tiene en 1827 veinte y dos mil habitantes, goza de un intenso comercio y uno de los astilleros más importantes de América, denominó “La Polvorosa” al cerro Santa Ana debido a que en su cúspide se hallaba situado el parque de municiones y pólvora de la ciudad. Sobre sus calles dice que son amplias pero mal empedradas, de sus casas que son de madera que son grandes, funcionales y en algunos casos hasta lujosas, se admira por sus corredores exteriores con toldas, son verdaderas galerías exteriores que a manera de balcón continuo corren por todo el frente y dan la vuelta en caso de ser esquineras. De las toldas que cuelgan entre las columnas de estas galerías, explica que es una solución muy práctica para controlar la temperatura. Las Iglesias tienen exteriores pobres pero en cambio brilla el lujo hacia dentro, tanto en sus altares, púlpitos y adornos. I tras dos semanas, habiendo realizado algunas láminas, tres de las cuales publicó en su obra Viaje Pintoresco, volvió a Quito de paso hacia el Brasil. 

En 1832 visitó por segunda ocasión Guayaquil y se admiró del barrio Las Peñas y de las casas del puerto que describió con lujo de detalles. El 34 regresó a Francia tras siete años y siete meses de ausencia y obtuvo el Gran Premio de la Sociedad Geográfica con su obra “Voyage deus Amériques méridionale” en seis volúmenes, con más de quinientas láminas, que se imprimió entre 1834 y el 47 y ha merecido varias reediciones dentro y fuera de Francia, siendo notable su estudio de fósiles que le condujo a identificar un género desconocido de gasterópodos y a fundamentar una nueva clasificación de las fonoceminiferas. Por todo ello ganó fama como naturalista en Europa. 

En 1838 editó “Galería Ornitológica europea”. A partir del 40 inició la publicación de “Paleontología francesa” en catorce volúmenes con mil cuatrocientas treinta láminas. El 45 “Moluscos vivientes y fósiles”. El 48 “Monografía sobre los Cefalópodos de branquias escondidas”. El 52 “Cursos elementales de Patología” y “Cursos elementales de Paleontología”. El 53 fue nombrado catedrático de zoología en el Museo Nacional de París. 

Era un sabio aceptado por las principales Academias de Ciencias de Europa y Norteamérica y su opinión se escuchaba con admiración. Fue el precursor de la botánica toxonómica y realizó una obra inmensa en esa especialidad. Falleció en Piereferita en 1857 cuando aún se esperaba mucho más de su ilustración y ciencia. Solo tenía 55 años de edad. 

Su retrato de juventud lo muestra romántico, con el pelo rizado, ojos azules claros, nariz aguileña y regular, boca fina, tez blanca y amable sonrisa. Su contextura delgada, su estatura alta, sus maneras finas y parisienses. Era al mismo tiempo un hombre de mundo, un viajero incansable y un sabio curioso y aventurero que lucía en la solapa de su abrigo el distintivo rojo de la Legión de Honor.