NARANJO VARGAS PLUTARCO

ECUATORIANISTA.- Nació en Ambato el 18 de Junio de 1921 y fueron sus padres legítimos Luis Enrique Naranjo Arias, pequeño agricultor de tendencias liberales, con fincas en Santa Rosa, Tisaleo y Tilulún, fallecido en 1945 de neumonía, y Antonia Vargas Naranjo, natural de Ambato y de la parroquia Cevallos respectivamente, en la Provincia del Tungurahua.

Fue el penúltimo de una familia compuesta de seis hermanos que vivían en una modesta casa propia de la calle Atahualpa, hacia la salida sur, en el barrio de San Antonio, de Ambato, destruida en el terremoto del 29 de Agosto de 1949.

De curso me presentó como su futuro colega, pues yo estaba ilusionado con ser maestro normalista. Mi pariente César Silva, escritor, poeta, autor de un texto llamado Hogar y Escuela y destacado profesor del Normal Juan Montalvo, de luna de miel por Ambato, me preguntó que quería ser y enterado de mi deseo, me ofreció una beca al final de la primaria, pero cuando le escribimos recordándosela, resultó que se había olvidado. Por eso ingresé al Colegio Nacional Bolívar, donde estudié la secundaria hasta 1940”.

“Durante el Cuarto Curso tuve un excelente maestro de Ciencias Naturales el Dr. Alfredo Paredes, quien me nombró Ayudante ad – honorem y trabajé con él de secretario, sacando a máquina un texto que dejó a medio camino porque se trasladó a Quito al ser nombrado profesor de la Universidad Central. Yo tenía inclinaciones hacia las plantas y coleccionaba flores. Mi profesor de Química, el Dr. Alonso Castillo, dijo en cierta ocasión: “Jóvenes: cuando Uds. puedan, escriban, pero sobre ciencia, cualquiera escribe sobre política” y nos mandaba a hacer monografías. Hice una sobre el átomo y comenzó a perfilarse mi vocación”.

“Al entrar al quinto curso tuve que escoger cual iba a ser mi especialidad y consulté al Rector del Colegio Dr. Gabriel Román, quien me contestó: “Mira, desgraciadamente tienes que decidirte por una sola especialización – a mí me agradaban todas – mi mayor inclinación fue por las ciencias biológicas y las tomé. Pero con la experiencia de que la beca ofrecida no resultó y la economía familiar no era favorable para que me sostengan en Quito, seguí simultáneamente la carrera de Contabilidad. En ambos campos fui el mejor egresado y me gradué de Bachiller en Ciencias Biológicas y como Perito Contador Comercial. Durante el último año me desempeñé como Contador del Colegio, por renuncia del anterior. Mi afiliación al IESS data desde entonces.”

“Por los años 38 al 39 un grupo de profesores del Bolívar constituyó una Sociedad Anónima para editar el diario Crónica. Una tarde, mientras transitaba por la calle Real, el Dr. Tarquino Torres Navas, ex profesor mío de Física, me alcanzó a ver y llamándome a su lado me pidió que fuera cronista del nuevo diario. Con él trabajé más de un año, alguna que otra vez escribía para la página editorial y cuando fallaba el editorialista hasta llegué a reemplazarlo.” Fueimportante aprender a escribir sobre variados temas.

“Al terminar mis estudios en el Colegio Bolívar recibí dos diplomas como el mejor egresado de Bachiller y como el mejor Perito Contador”.

En 1940 viajó a Quito a seguir la carrera de Medicina y con otros dos compañeros alquiló un cuarto en la calle Guayaquil No.22, barrio de San Blas. Después pasó a la Tola y como desde la secundaria había sido compañero de Enriqueta Banda y se enamoraron mientras preparaban el grado de Bachiller, al finalizar el cuarto Curso de Medicina se casaron en Quito. Matrimonio estable y feliz, con tres hijos.

Mientras tanto, habiendo llevado algunas recomendaciones para trabajar en periódicos, no tuvo éxito en esa rama; en cambio, empezó a hacerse conocer como Contador, profesión que ya había desempeñado en Ambato y hasta llegó a ocupar la Vicepresidencia de la Federación Nacional de Contadores del Ecuador en 1951 y presidió el 1er Congreso de Afiliados a las dos Cajas de Previsión Social el 52.

Estando en la Universidad Central fue designado por el Dr. Alfredo Paredes, Ayudante del Laboratorio del Instituto Botánico. Tuvo la oportunidad de realizar diversas investigaciones. Desde el 43 hizo de Editor de “El Boletín Botánico” donde también escribía. Cuando en el 46 se transformó en Instituto de Ciencias Naturales siguió como editor de la nueva revista: Boletín del Instituto de Ciencias Naturales. En 1948, en calidad ya de Director del Instituto fundó y dirigió la revista “Ciencia y Naturaleza” que aún continúa. En el Instituto recibían múltiples publicaciones del exterior como la “Scientific América” de los Estados Unidos y “Nature” de Inglaterra, que aprovechaba por conocer varios idiomas para traducir algunos artículos que los publicaba en “Ciencia y Naturaleza” con la correspondiente autorización de los editores de las revistas.

El Instituto Botánico le ofreció las facilidades para comenzar a estudiar las plantas medicinales de uso popular. Este tema sirvió para varias de sus primeras publicaciones.

También realizó una larga investigación de fisiología vegetal para determinar cuál era el mecanismo de la muerte de las plantas durante las heladas que se producen en ciertos meses y arruinan los cultivos. Encontró que la muerte no se debía a la cristalización del agua en los vasos sino a un cambio de ph hacia la acidez, que coagula los coloides intracelulares. El trabajo despertó algún interés internacional. Se publicó como su primer libro titulado: “Necrosis fría de las plantas” en 1947.

Desde el 47 fue Ayudante de Cátedra con obligación de dictar clases de Botánica Médica a los alumnos de la Preparatoria de Medicina y antes de graduarse ascendió a Profesor titular de Farmacología en la recién creada Facultad de Agronomía y Veterinaria.

Mejor egresado en 1949 con los títulos de Médico y Cirujano, se dedicó a la especialización en Alergias, por sus conocimientos botánicos generales, que había acumulado sobre la flora alergógena del país. También le agradaba la Psiquiatría, materia que recién se estudiaba en el último curso.

En USA, Argentina y otros países se habían realizado investigaciones sobre las plantas alergógenas y en especial los pólenes que vuelan en el aire (anemófilos) y que causan enfermedades alérgicas como asma y rinitis. Plutarco razonó que si él, que llevaba tres años en el campo botánico y estaba en camino de ser médico, no realizaba esas investigaciones, pasarían años antes de que surjan otras personas con interés en esas dos materias. Con su esposa resolvieron presentar el proyecto de investigación a la Facultad de Medicina, como materia de tesis doctoral; pero la Facultad no lo aprobó, pues según el reglamento las tesis debían ser individuales y su denuncia hacerse durante el último año y no con dos años de anticipación. Naranjo apeló ante el Consejo Universitario y explicó que las investigaciones botánicas demandarían siquiera un año de trabajo y en cuanto a los pólenes y esporas del aire, para establecer un calendario anual de polinización requería otro año; mientras la otra persona comenzaría a realizar las investigaciones clínicas en los hospitales, pues los dos trabajos se complementaban. El Consejo Universitario aprobó el proyecto por unanimidad y pudieron realizar las investigaciones en algo más de dos años y el libro pionero: “Polinosis: Estudio Clínico y Botánico” que mereció el premio a la investigación científica que la Universidad comenzó a otorgar a sus profesores y en tres ocasiones posteriores la Universidad Central le concedió dicho premio, por otras investigaciones y publicaciones.

“En esos tiempos las alergias eran prácticamente ignoradas en el Ecuador y la mayor parte de nuestra clientela era de enfermedades de la piel, luego comenzaron los casos de asma y finalmente de rinitis. El consultorio estaba en la Olmedo y Guayaquil donde me turnaba con el Dr. Germán Jaramillo Larrea, después me independicé”.

Para la elaboración de los extractos recurrimos a los Laboratorios LIFE que recién se habían instalado en Quito y fabricaba sueros fisiológicos a los hospitales y otros medicamentos. Yo había ganado un concurso de LIFE sobre monografías médicas con el tema “El Sistema Neurovegetativo” que después saldría como libro con capítulos sobre “Anatomía, Fisiología y Farmacología”. Este antecedente sirvió para que LIFE colaborara en la preparación de los antígenos” y le proponga trabajar como investigador a tiempo completo pero consiguió que lo aceptaran solo a medio tiempo para trabajar en la primitiva planta situada al lado de la maternidad.

Tenía un horario muy recargado, daba clases de siete a ocho de la mañana; trabajaba hasta las doce, almorzaba rápido y comenzaba la consulta que a veces se prolongaba hasta bien entrada la noche.

En LIFE desarrolló múltiples trabajos de investigación. Descubrió que la asociación de tres antihistamínicos tenía un efecto potenciativo con disminución de los efectos colaterales. El descubrimiento sirvió para que la empresa lanzara al mercado la especialidad “Hista 3” que se convirtió en un éxito comercial internacional, de manera que al poco tiempo era tenido como el investigador estrella no solo por su inteligencia, investigaciones y publicaciones sino también por la dedicación que solía poner en cada caso que se le consultaba pues solía examinar cada caso detenidamente, con lupa y con luces, tomaba muestras para hacer los cultivos, todo con un ojo clínico propio de su incipiente genialidad, después los ecuatorianos le llegaría a reconocer la altísima calidad de investigador completo en muchas y diferentes áreas del saber, como eran los hombre del Renacimiento.

El gran descubrimiento de la penicilina por Fleming tenía el inconveniente de que había que administrarla cada tres horas, día y noche. Los laboratorios se pusieron en el plan de descubrir una fórmula para prolongar el efecto del antibiótico. Plutarco propuso que en vez de disolver en agua, la sustancia debía ser incorporada a un coloide de pectina. Después de muchos ensayos entre los que participaron otros departamentos de LIFE, sobre todo el de química, se consiguió una molécula, que prolongaba el efecto de dieciocho a veinticuatro horas. LIFE registró el producto con el nombre de Radualina y fue otro triunfo comercial. Plutarco colaboró activamente en el desarrollo de nuevos productos hasta el 69, percibiendo regalías por ello.

Fueron años asendereados, investigaba entre 4 y 8 trabajos por año y publicó dos libros pioneros: “Timo, Inmunición y Alergia” en 1965 y “Farmacología: Reacciones Indeseables Por Drogas” en 1969, existe una segunda edición mexicana. Sus publicaciones y participaciones en Congresos Internacionales le sirvieron para ser designado miembro del Consejo Asesor de Investigación de Dow Internacional y de Leptit, de Italia. Durante varias décadas su atención estuvo concentrada en dos áreas: Alergias y Farmacología. Sus publicaciones de esos años están relacionadas con estos dos campos.

Dentro de la política social de la empresa LIFE impulsó la elaboración de productos a bajo precio, aún inferior al costo, para facilitar su acceso a las clases populares. Desde luego, otros productos y sobre todo los de exportación, rendían buenas ganancias y LIFE podía repartir 18% de utilidad a los accionistas, siendo los principales, la Junta de Asistencia Social y el IESS. Así fue como logró cubrir el costo de sus viajes. Varias veces se ausentó a los Estados Unidos a hacer pasantías en Universidades de ese país a fin de aumentar sus conocimientos científicos.

En el 52 fue invitado por el Dr. Juan Tanca Marengo, quien iba a presidir el IV Congreso Nacional de Medicina, para que actúe como relator oficial de la parte clínica del Congreso con el tema: Alergia.

A raíz de la presentación de su tema “La alergia en el Ecuador”, el diario “El Comercio”, al reseñar la sesión, puso como título “Dr. Naranjo habló ayer sobre la alegría…” tal era, en ese entonces, el desconocimiento de la palabra “alergia”.

El 53 fue contratado junto con su esposa para organizar la cátedra de Farmacología y el Departamento de Fisiología en la Universidad del Valle, Cali, Colombia. Ella fue como a la Universidad de La Habana y al Ministerio de Educación de Cuba sin obtener respuesta porque el ilustre maestro había sido el primer Ministro de Relaciones Exteriores de la revolución en Enero del 59, aunque después sobrevino el rompimiento con la feroz y sanguinaria tiranía de Fidel Castro y tuvo que salir de su país el 63, de manera que no era una figura grata al régimen imperante en la isla; que le calificaba de “ gusano” al igual que el resto de su compatriotas que habían emigrado escapando del totalitarismo criminal que imperaba en Cuba; sin embargo, por medio de la UNESCO en París le llegó la dirección de Agramonte en la Universidad de Puerto Rico donde estaba trabajando de profesor.

Le localizó y preguntó si había logrado publicar el volumen anunciado y éste le respondió que al salir en situación precaria, sacó de Cuba dos maletines, en uno de ellos iban los manuscritos originales de Montalvo y varios trabajos inéditos sobre la filosofía de Martí.

“Entonces escribí a mi amigo José Cajica de México, que había ganado con su Editorial el Concurso Internacional convocado en Quito el 59 para la publicación de la Biblioteca Mínima Ecuatoriana que se estaba editando con motivo de la Conferencia Panamericana. Cajica era un enamorado del pensamiento de Montalvo y aceptó publicar la obra inédita, a cuyo efecto invitó a Agramonte, con gastos pagados, a México, quien le llevó los originales montalvinos y así fue como salieron los dos volúmenes de Páginas Inéditas”.

Agramonte también conservaba una gran cantidad de cartas que le sirvieron para publicar “El Epistolario de Montalvo” editado por el Banco Central del Ecuador años más tarde. Finalmente, después de tres años de trabajar publicó en 1993 “Filosofía de Montalvo” en tres gruesos tomos, obra magistral y quizá la última del prestigioso y genial maestro cubano, verdadero sabio en varias materias, pues debido a un derrame cerebral ya no pudo seguir escribiendo.

También buscaba información sobre los descendientes de Roberto Andrade, quien había sido encargado por el Congreso del Ecuador para editar las Obras Completas de Montalvo, aunque nunca le dieron las facilidades económicas para ello. Por desgracia, después de los gobiernos liberales que siguieron a comienzos del siglo XX advino la reacción y Andrade tuvo quien los publique, hasta que un buen día el Dr. Fernando Jurado Noboa le averiguó por esos escritos y si estaría dispuesto a proporcionarlos para su edición. La respuesta fue afirmativa y salió “Autobiografía de un Perseguido ¿Quien Mató a García Moreno?” en dos volúmenes, 1995. El libro resultó un best seller de Andrade, uno de los ecuatorianos de más importancia y trascendencia de los siglos XIX y XX, no solamente por su participación en la muerte de García Moreno en la que realmente su actuación fue secundaria, sino muy especialmente por sus magníficas obras históricas que le sitúan entre los grandes ecuatorianos de todos los tiempos.

En 1947 había sido contratado por el Instituto Nacional de Previsión para realizar una investigación médica – social entre la población de las parroquias de Calderón, Pomasqui y Cumbayá, como paso previo a la extensión del Seguro Social al campesinado. En cada parroquia se instaló un centro médico social en el que laboraban médicos, enfermeras y trabajadores sociales. Se ofrecía atención gratuita y se efectuaban cursillos y conferencias sobre salud duraron dos años. Este trabajo fue materia de una de sus publicaciones “El Campesino Ecuatoriano y El Seguro Social Obligatorio”, Quito, 1949.

Esta y otras publicaciones más en los años siguientes gravitaron en el ánimo del Instituto de Previsión Social y en 1963 le designaron Director General de los Servicios Médicos del Seguro; cargo que desempeñó hasta el 66. En esa época los servicios médicos constituían un ente autónomo independiente de las Cajas del Seguro y de Pensiones y dependían directamente del Instituto. Durante este período dio un gran impulso a su organización y desarrollo. En consideración a que el Seguro Social no sólo debe atender a los enfermos sino también prevenir las enfermedades, disminuir los riesgos de trabajo, controlar y mejorar las condiciones de higiene industrial, etc., organizó el departamento de medicina preventiva que tiene un gran desarrollo; en un esfuerzo común con el Instituto Nacional de Previsión consiguió que la Junta Militar de Gobierno apruebe la ley por la cual se ampliaron las prestaciones del seguro y desde entonces se inició el pago del subsidio por enfermedad, se puso en práctica la atención médica al niño de la mujer afiliada, hasta el año de edad; se cubrieron los riesgos de trabajo y enfermedades profesionales; se mejoró la prestación por maternidad.

Habiendo, además, refinanciado al Departamento Médico, pues lo recibió con un gran déficit, en el segundo año de su administración se efectuó una amplia reorganización de servicios, creando nuevos departamentos, como los de rehabilitación y medicina física, de radioterapia y servicios especializados en cada uno de los campos médicos; se dotó de equipos y materiales, inició un programa de becas tendiente a que, en lo posible, los médicos del Seguro salgan en años sucesivos a perfeccionar sus conocimientos en centros del exterior. Alrededor del 50% de los médicos tuvieron este beneficio, el cual se extendió también al personal paramédico y administrativo. Entre otras mejoras administrativas, se creó el departamento de bioestadística y se mecanizó la contabilidad.

En 1980 fue ascendido a Miembro Titular de la Casa de la Cultura Ecuatoriana y junto con el Dr. Julio Endara presidieron la sección de Ciencias Biológicas. El 82 fue elegido Vicepresidente durante la presidencia de Benjamín Carrión, en total trabajó dos períodos hasta 1986 y editó y dirigió por varios años la Revista Ecuatoriana de Medicina y Ciencias Biológicas de dicha institución.

En 1988 fue designado Ministro de Salud Pública durante el gobierno del presidente Rodrigo Borja. Como tal fue delegado por el Ecuador a la Primera Conferencia de Ministros de Salud Pública del Área Andina. Por voto unánime de los seis miembros fue electo Coordinador General de la conferencia y por lo tanto corrió a su estudio y coordinación los proyectos sometidos por cada uno de los países miembros y la redacción final del proyecto del Convenio que se denominó “Hipólito Unanue” en homenaje al eminente médico y prócer de la independencia del Perú. En esa calidad de coordinador le tocó orientar toda la discusión de la I Conferencia Médica del Área Andina.

El Convenio constitul yo un importante suceso en el proceso integrativo del Área Andina, pues no sólo hay problemas de salud comunes a estos países sino que muchas de las enfermedades no respetan las fronteras físicas o geográficas, menos disposiciones legales como puede suceder en el campo económico, por lo cual es indispensable que muchos de los problemas de salud sean abordados no sólo como países individuales sino como una amplia zona ecológica.La salud pública no fue un tema descuidado. Desde su publicación “Hacia Una Política de Salud en el Ecuador en 1981”, su atención estuvo volcada hacia sus múltiples problemas, en épocas anteriores a la creación del Ministerio de Salud.

Fue el primer Ministro de Salud en la época constitucional iniciada en 1979. Su amplia labor fue no solo en el campo de la medicina asistencia, cuanto en el de la Salud Pública y se encuentra resumida en el volumen:” Informe del Ministro a la Nación (1988-1992) que contiene las estadísticas sobre el mejoramiento de los hospitales, construcción de otros nuevos sistemas, creación de sub centros de salud y el significativo progreso en vacunación y en construcción de miles de letrinas, servicios sanitarios, dotación de agua segura y los amplios progresos de complementación alimentaria. Esta labor fue reconocida en el país y en el exterior, sirvió para que fuera electo Presidente del Comité Ejecutivo de la Organización Panamericana de la Salud y en 1991, Presidente de la 43 Asamblea Mundial de la Salud, habiendo sido hasta hoy el único ecuatoriano que ha merecido tan alta posición, pero una gran cantidad de aciertos en dicha Cartera jamas le fueron reconocidos porque no gustaba de la publicidad ni del auto bombo.

Pocos años más tarde mereció el premio Abraham Horowitz de la Federación Panamericana de la Salud, por sus “Grandes Contribuciones a la Salud Pública de América”, fue el primer ecuatoriano que recibió este importante premio internacional.

En 1993 recibió la Orden Nacional al Mérito del Ecuador en el grado de la Gran Cruz, en reconocimiento de su labor en beneficio de la institución y de la Salud Andina. Por entonces ocupó la embajada del Ecuador ante los gobiernos de Alemania y Polonia.

Otro capítulo en su vida y obra constituyen su investigación sobre la desnutrición, en especial de los niños menores de cinco años. Sostiene que los tres más grandes problemas de salud pública del Ecuador son: la desnutrición, la falta de saneamiento básico y la escasa cobertura de agua potable, sobre todo en las zonas rurales e indígenas.

Había realizado importantes estudios sobre la desnutrición a más de una amplia campaña por los medios de comunicación social. Publicó su obra: “La Desnutrición: Problemas y Soluciones”, 1985” dos ediciones y numerosos artículos de prensa sobre el valor nutritivo de los alimentos nativos, agregando otro libro: “Saber Alimentarse”, 1988” dos ediciones populares, y “Geografía de La Desnutrición,” 1991. En múltiples publicaciones ha reivindicado el valor alimenticio de la quinua demostrando que es el mejor alimento vegetal, con un alto valor nutritivo, tanto como la carne o la leche. Igualmente ha insistido en una forma simple de mejorar la dieta de las clases de escasos recursos al asociar en una misma comida, un cereal como el maíz, el arroz y otros con un grano leguminoso, como el fréjol.

Debido a sus múltiples intereses científicos es difícil seguir en una sola línea sus actividades. Por muchos años defendió la etno medicina. También investigó en torno a las plantas psicotrópicas del Ecuador, en especial aquellas que producen efectos alucinantes. Entre estas investigaciones básicas están las de shanshi, guantug, tagalli, y sobre todo la ayahuasca entre las comunidades aborígenes que pueblan el Ecuador y en especial la comunidad de los Shuaras o Jíbaros y publicó el libro: “Ayahuasca: Etnomedicina y Mitología” del que se conocen dos ediciones.

Sus investigaciones habían cubierto desde los aspectos históricos, botánicos, antropológicos, farmacológicos y farmo clínicos y estudios comparativos con alcaloides aislados o sintetizados en otros países, como el caso del LSD y la mescalina.

Sus estudios se habían extendido a las plantas psicodélicas de otros países americanos, sobre lo cual realizó una extensa publicación y preparaba otra sobre plantas psicodélicas del mundo.

En 1977 fue invitado por el Instituto Italo – latinoamericano con sede en Roma, a participar en el Simposio Internacional sobre Medicina Indígena y Popular de América Latina donde presentó dos ponencias.

Fue presidente de dos Congresos ítalo – latinoamericanos de Etno medicina, el primero en el Ecuador y el segundo en Italia.

Como Director del Área de Salud de la Universidad Andina ha organizado y presidido dos Jornadas Nacionales de Etno medicina. Había sido invitado a participar en varios congresos internacionales y a dictar numerosas conferencias.

Al finalizar la década de los años 80 1007 como socialista convencido se dedicó a una rama nueva de la ciencia en el Ecuador, la seguridad y soberanía alimentaria, para lo cual logró interesar a numerosos sociólogos, médicos, agrónomos my nutricionistas en cómo lograr que la producción agropecuaria ecuatoriana respondiese de mejor manera a las necesidades básicas nutricionales y alimentarias de la población. El problema consistía en que los productores agrícolas y las riquezas de sus conocimientos jugaban un papel central en la solución del problema, pero que con políticas públicas adecuadas se podría conseguir mucho más.

Se encontraba realizando investigaciones acerca de la medicina de nuestras culturas primitivas anteriores a la época de los incas. La medicina inca, gracias a un contacto directo con los españoles, ha sido objeto de muchas publicaciones en tanto que ha quedado en el casi total olvido cómo fue la medicina en nuestras culturas ecuatorianas con anterioridad a la conquista inca.

Había publicado un primer trabajo acerca de la medicina en la cultura Valdivia, con la cerámica más antigua del Ecuador y del nuevo mundo, recolectando tiestos de interés médico hasta formar un pequeño museo de aproximadamente mil piezas que donó a la Universidad Andina en la que trabajó hasta poco antes de su fallecimiento.

Había realizado también la versión al idioma español actual de la famosa obra del médico sevillano Nicolás Monardes, 

publicada a comienzos del siglo XVI y en la que se da razón por primera ocasión en Europa, de las plantas medicinales del nuevo mundo. Esta obra no ha sido reeditada desde el siglo XVI y constituye una fuente valiosísima de información, con comentarios y notas suyas.

También había efectuado investigaciones y publicaciones sobre Pedro Leiva, famoso médico y cacique de la comunidad de los Malacatos, quien entregó a los españoles el secreto del empleo de la quina o cascarilla en el tratamiento de las fiebres y cuando llegó el paludismo a la Real Audiencia de Quito sirvió para curar dicha enfermedad, hecho que constituye una de las más grandes aportaciones de la materia médica aborigen a la terapéutica del mundo (1)

Como complemento indispensable a estos estudios y en razón de que enel Ecuador no existe una biblioteca médica, estaba formando una colección de obras relacionadas con la historia de la medicina ecuatoriana y latinoamericana y un pequeño museo arqueológico, con énfasis en aquellas piezas cerámicas o en piedra que tienen interés médico.

Los trabajos históricos no se han quedado solo en la parte prehistórica. Ha publicado importantes aportes sobre otras épocas como “El Pensamiento Medico en La Época Republicana” en 1989, “Historiografía Medica del Ecuador” en 1999, así como varios artículos sobre Eugenio Espejo.

Más allá de la historia de la medicina su interés se proyectó hacia la Historia General. Desde su libro “La I Internacional en Latinoamérica” en 1977, hasta la reciente “Sífilis, otra enfermedad que vino de Europa” el 99, ha publicado muchos trabajos “Las Raíces de Nuestra Historia” que apareció como capítulo en la Nueva Historia del Ecuador el 95.

“La Misión Geodésica Francesa y El Progreso Científico del Ecuador” en 1992, “La Misión Científica de Spruce y la Quinua” y bocetos biográficos de Espejo, Mejía Lequerica, Franco Dávila, el Che Guevara, Alfredo Paredes y otros. Su interés y producción en el campo de la historia culminó con su elección de Director de La Academia Nacional de Historia del Ecuador” en 1998, rescatando a la Academia del estado de postración en que había permanecido durante las reiteradas reelecciones de Jorge Salvador Lara quien se mantuvo en la presidencia durante veinte y nueve años solo por el prurito de figurar y viajar al exterior invitado.

Antes había sido uno de los fundadores de la Academia Ecuatoriana de Medicina y poco después ocupó su presidencia, durante la cual desarrolló una amplia labor, la organización del VI Congreso Médico Nacional que lo presidió y fue uno de los más importantes Congresos científicos que hasta hoy se han realizado en el país.

Fue luego Presidente de La Asociación Latinoamericanas de Medicina y organizó el Congreso de la Institución.

La actividad literaria no le ha sido extraña. Ha publicado algunos Ensayos sobre Montalvo, Manuelita Sáenz y en 1987 apareció su libro: “Itinerario de un Pueblo”.

Por dos períodos fue Vicepresidente del “Grupo América”, una de las agrupaciones más importantes en el campo de las letras, articulista de los diarios “El Comercio” y “Ultimas Noticias” de Quito y desde 1994 colaboraba con “El Universo” de Guayaquil en temas científicos, escribiendo allí hasta un mes antes de su fallecimiento.

Su producción completa abarca 36 libros u opúsculos como único autor; 54 como coautor y más de 300 artículos publicados en revistas especializadas del país y del extranjero en varias lenguas, en especial, en inglés.

Compartía su tiempo entre la Universidad Andina, el ejercicio profesional, el periodismo, la concurrencia a Congresos, actividades culturales y publicaciones.

Era uno de los más eruditos e importantes ecuatorianos que honraban el país cuando a finales del 2011 empezó a sentir serias molestias en la garganta y le fue diagnosticado un cáncer que no pudo superar, falleciendo tras agotadora y larga dolencia en Quito, la noche del viernes 27 de Abril del 2012, a los noventa y un años de edad.

El velatorio se realizó en el paraninfo de la Universidad Andina Simón Bolívar y fue sepultado en el cementerio Monte Olivo el domingo 29 a las cuatro de la tarde.