MERIGUET COUSSEGAL RAYMOND

HUMANISTA.- Nació en París el 9 de Diciembre de 1910. Hijo legítimo de Jean Meriguet, albañil que fue movilizado los cinco años que duró la Gran Guerra, combatió durante año y medio en las trincheras y asistió a la batalla de Verdun y de Julie Coussegal administradora con su hijo Mauricio de solo diez años, de un bar, en la capital francesa.

Como la guerra asolaba las fronteras de Francia su madre lo envió a finales del 14, de solo cuatro años de edad, a la casa de unos primos en la campiña del Limousine, donde tuvo una niñez libre y feliz. Entre los 6 y los 13 años asistió a la escuela primaria de Montfromage y luego fue matriculado por su madre en la escuela católica “Fenelón’’ de Vaujours, allí permaneció algún tiempo interno y salió por sus conflictos religiosos.

“En 1925 murió mi mamá y mi padre me llevo a trabajar como medidor y verificador de tierras, para lo cual utilicé mucho el cálculo. De allí pasé a la oficina del Arq. Le Nie y me especialicé en dibujos para la construcción, siendo contratado por el Ing. Patou, célebre autor de los cimientos de la torre de Eifel y al final me cambié a la oficina de construcción del Ing. Talamona en Bolougne y Bilancourt, donde me encontraba a gusto; mas, en 1931 me llamaron el servicio militar en Forbash, en la frontera con el Sarre y cuando me licenciaron el 32 no pude trabajar pues la crisis económica había ocasionado el cierre de numerosísimas fábricas y oficinas y nadie quería edificar en Francia. Entonces conocí en París a Zoila Vásconez, ecuatoriana que pasaba vacaciones en Francia, nos enamoramos y nos casó el Gen. Ángel Isaac Chin boga, Encargado de Negocios del Ecuador”.

Los primeros años fueron muy duros. Raymond solo encontraba esporádicas ocupaciones, por ello vivía de la ayuda estatal a los desempleados que en su caso se reducía a la cantidad de dieciocho francos diarios, que a duras penas alcanzaba para almorzar. La señora Vásconez disponía de una renta de quinientos dólares mensuales que producían ciertos valores que le administraba el Dr. Fidel López Arteta en Quito.

“En 1934 me adherí al Comité de Desocupados mientras estudiaba mucho y creo que hasta llegué a ser un autodidacta definiéndome por la doctrina comunista como única solución al problema político – social.” El 36 estalló la guerra civil española y conformó un Comité de Solidaridad para la España Republicano en Boulogne.

Por entonces fui designado Secretario administrativo del Frente Popular, entidad política francesa que reunía a la izquierda, desde la cristiana hasta la atea comunista. Yo me había sacudido del individualismo, era un voluntario social y deseaba cambios y mejores días para la humanidad azotada por el vendaval del fascismo en todas sus manifestaciones; pero Zoila se cansó de esta lucha, nos vinimos en el buque holandés “Breda” y arribamos a Guayaquil el día 28 de Noviembre de 1936, justamente el día en que ocurrió la sublevación del batallón Ecuador en Quito, ciudad a la que viajamos enseguida. Allí aprendí rápidamente el español y en Diciembre entré como dibujante técnico en la oficina del Ing. Alfonso Calderón Moreno, a quién me había recomendado el Dr. López Arteta. Allí trabajé unos tres años y solamente tres horas al día, lo suficiente para confeccionar mis dibujos y planos y ganaba entre ochocientos y dos mil sucres mensuales, sueldo más que aceptable para entonces. El tiempo libre lo dedicaba a visitar los alrededores y a estudiar a las gentes.”

“En 1938 Hitler atacó Checoslovaquia, me presenté a la Embajada de Francia en Quito, cuyo representante era Jean Doblar, para que me movilizara al frente de guerra y él me contestó que no lo haría ¿I el tratado de ayuda mutua? No nos interesa, fue su respuesta, a lo que yo le respondí: Si no hacemos nada los franceses por la Checoslovaquia democrática, no me llame Ud. mañana cuando Hitler invada a la Polonia fascista, y me despedí muy contrariado pero más que nada desilusionado, por la equivocada política de mi país.”

El 9 de Agosto ocurrió un temblor fortísirmo en el valle de los Chillos que destruyó Alangasí, el Tingo y Sangolqui. Raymond formó un Comité de Mingas populares, “reuní dinero para la movilización de numerosas personas de buena voluntad que aceptaron colaborar con los damnificados y los domingos nos trasladábamos en camiones del ejército. Helge Vorbeck nos prestó su camioneta durante tres meses y creo que hicimos una buena labor, acarreando piedras, levantando escombros y sobretodo, sacudiendo nuestro individualismo. Yo actuaba de Secretario General y hubiéramos continuado con este experimento cívico de no haber sido porque el gobierno empezó a molestarse con nuestra intromisión y nos ordenó que zona por cuarenta y cinco días, me permitió seguir a Ancón. Allí mantuve conversaciones con los gerentes del Anglo y cuando me aprestaba a tomar el tren de regreso a Guayaquil, una partida de pesquisas a las órdenes del Agente Rufo Lagos me volvió a apresar y fui llevado a presencia de Manuel Carbo Paredes, quién me comunicó que tenía orden de deportarme. ¿Mas, a donde me podían mandar, si Francia estaba ocupada y en guerra? y así fue como a última hora decidieron en Quito cambiar la deportación por un confinio en la población de Maldonado, donde funcionaba un campo de concentración para alemanes e italianos y por las mismas me llevaron a Tulcán”.

“Preso en el cuartel de los carabineros de Tulcán tuve que declararme en huelga de hambre y al quinto día mi abogado Luis Arturo, obtuvo del Dr. Aurelio Aguilar Vásquez, Ministro de Gobierno de Arroyo, que me cambiara el campo de concentración en Maldonado por un simple confinio en Tulcán, donde permanecí cuatro meses sin tener qué hacer y sufriendo unos fríos terribles”.

“En eso se suavizaron las condiciones de mi confinio y fui trasladado a Quito, a Latacunga y finalmente a Guaranda el 10 de Abril de 1944 desde allí denuncié varias torturas que me tocó presenciar y el Dr. Carlos Puig Villamar escribió una valiente crónica en El Universo. Quizá por eso me sacaron de Guaranda los agentes del gobierno y me trasladaron a Ambato, de paso a la colonia penal de Mera en el oriente, a la que no llegué solo porque después de la población de Baños y a orillas del Pastaza, habían ocurrido serios derrumbes que hicieron imposible continuar el viaje”.

“De nuevo en Baños, me devolvieron al Teniente Político, quién me tuvo bajo su custodia hasta el día 30 de Mayo de 1944, fecha en que nos enteramos del triunfo de la revolución. Enseguida me uní a la columna del Mayor Riofrío que iba rumbo a Pelileo y Ambato. El segundo decreto lanzado por Acción Democrática Ecuatoriana ADE ordenó mi inmediata libertad. El Gobernador del Tungurahua puso un auto a mis órdenes para que siguiera a Quito pero decliné el honor y con mil sucres que me prestó mi amigo Neftalí Sancho llegué en tren a la capital, casi al año de mi prisión y luego de haber corrido un sinfín de aventuras y sinsabores en los que varias veces peligró mi vida”.

“Al poco tiempo formamos en Quito el Comité Mundo Libre y hasta sacamos un Manifiesto en El Comercio. También realizamos un grandiosos miting en la plaza Arenas en homenaje a las víctimas de Guayaquil, donde hablamos Pedro Saad, Juan Isaac Lovato, el uruguayo Rodríguez Fábregas, Emilio üzcátegui y yo. Velasco Ibarra no autorizó los estatutos, temeroso de que le hiciéramos oposición política y el Comité no prosperó.”

“Posteriormente y a raíz del movimiento dictatorial de Velasco del 30 de Marzo de 1946, se desató una ola de violencia contra la izquierda ecuatoriana y el 7 de Abril fui apresado por los pesquisas y llevado al Panóptico. Enseguida Velasco me quiso expulsar pero al último momento no se atrevió y me volví a declarar en huelga de hambre. ün periodista le preguntó en rueda de prensa que cuál sería mi suerte y Velasco declaró: Está en huelga de hambre y como quiere morir, que vaya a morir a su casa. Así es que me pusieron en libertad pocas horas después. Esta anécdota revela claramente su sagacidad política, pues quedó bien con tirios y troyanos”.

En 1949 compró un terreno de 3.200 metros 2 y construyó un complejo de veinte y cuatro casitas en la Calle Yaguachi de Quito.

“En 1951 obtuve mi divorcio, contraje matrimonio con María Nela Martínez Espinosa, tres hijos y hemos sido muy felices. El 52 mi primera esposa fue asesinada por varios ladrones que entraron a su domicilio y fui apresado por los agentes de policía a instancias de la CIA como se dijo entonces y me retuvieron mes y medio para investigaciones; me defendió el Dr. Mentor Mera y salí en libertad por no tener ninguna culpabilidad, sin embargo me dedique a investigar el crimen y recién el 56 y con la ayuda de la policía, encontramos al ladrón, un sujeto de apellidos Piedra Vega, que se declaró culpable y fue condenado a pena de reclusión”.

“Mientras tanto trabajaba en el ramo de la construcción. En 1954 formé la empresa Urbanizaciones Edificaciones Meríguet üEM.” lamentablemente siempre lo vivían molestando los pesquisas y “cuando ocurrió la venida del General de Gaulle en 1964, en tiempos de la aciaga dictadura de Castro Jijón, me detuvieron los pesquisas como medida de seguridad.”

Para esos años había dejadomomentáneamente el rubro de las construcciones y trabajaba en importaciones con éxito variable, al poco tiempo volvió a su anterior negocio y construyó una villa en Julio Zaldumbide No. 321 y algunas urbanizaciones como la de El Dorado y la del Pasaje Andrés Bello, que la gente llama Pasaje Meriguet, en el centro de Quito.

En 1980 se jubiló en Francia acogiéndose a los beneficios de una ley especialmente dictada en 1965 para los franceses residentes en el exterior y desde ese año vivió retirado. El 83 realizó una extensa gira por varios países de Europa, especialmente por Bulgaria y Yugoeslavia, donde estudiaba becado un hijo suyo.

El 87 sufrió varias molestias que imaginó pasajeras y se medicó sustancias naturales, pero al agravarse se trasladó a la Habana, fue operado dos veces de cáncer a la próstata en el Hospital Hermanos Ameijeiras de la calle de San Lázaro, donde ocupó por más de cinco meses una habitación en el Piso veinte y tres. Allí le visité – no nos conocíamos – tuve la oportunidad de adentrarme en su hermosa alma de varón sin tacha, me contó muchos aspectos de su vida que este cronista copió con gran detenimiento. Al final le recomendé, casi le ordené, que escriba un libro, que no se contente con un simple esbozo biográfico, pues su acción cívica tuvo un carácter patriótico y general.

Mejorado de su condición y fuera de peligro, se trasladó a Quito, al seno de los suyos, revisó sus recortes de diarios, avivó los recuerdos que permanecían como dormidos y en marzo del 88 sacó una hermosa obra titulada “Antinazismo en Ecuador años 1941 – 1944” en 415 págs, que tuvo la bondad de dedicarme en la Nota Preliminar, me llamó y agradeció mi sugerencia, pues le había llenado las horas muertas haciéndole más llevadero sus últimos días y como siempre había sido optimista, aún a sabiendas que tenía los días contados por su enfermedad, vivía despreocupado y feliz. Después regresó a La Habana, fue desahuciado y al volver a Quito falleció tranquilamente y sin dolores, con su conciencia tranquila y en paz con el mundo, como debe ser la muerte de un hombre justo, de todo un filósofo de la vida (1)

Blanco, rosado, pelo plateado, rostroamable, sonrisa fácil y sincera. Poseía una atrayente conversación y las buenas maneras propias de un caballero europeo. üna ingénita bondad se traslucía en todos sus actos, asomándose en sus gestos agradables que transmitían el mensaje de un alma noble. Había sufrido persecuciones e injusticias que sin embargo tenía olvidadas y no guardaba rencores. Era un ejemplo de civismo para el Ecuador en la lucha por la conquista de la igualdad social y su nombre recuerda la solidaridad del ciudadano civilizado frente a sus semejantes.