GONZÁLEZ TOLA NICOLAS AUGUSTO

LITERATO.- Nació en Guayaquil el 14 de Abril de 1858. Hijo legítimo de Nicolás Augusto González Navarrete, cuya biografía puede verse en este Diccionario, ambateño, agente secreto de Rocafuerte, urbinista perseguido por García Moreno en 1865 y exiliado en Lima donde se mantuvo en pobreza hasta el 76 que pudo volver al Ecuador, y de Guadalupe Tola Dávalos, guayaquileña, hija de Agustín Tola y Avilés y de su primera esposa María del Carmen Dávalos y Echevers.

Nació delicado y diariamente lo enterraban hasta el cuello en las entrañas palpitantes de una vaca pero mejoró y su familia pasó a Yaguachi huyendo del bloque de la armada peruana al golfo de Guayaquil en 1859. A los pocos meses regresaron y vivieron en una casa alquilada en el barrio del Bajo. En 1865 García Moreno persiguió a su padre que tuvo que salir del país.

Nicolás Augusto comenzó el internado en el Colegio Seminario bajo la dirección de su tío abuelo el Canónigo Luís de Tola y Avilés, los domingos salía a la casa de su bisabuela Catalina Avilés y Carbo vda. de Tola. En 1870 se graduó y al poco tiempo pasó con su madre y hermana a Lima, ingresando al Colegio de San Carlos. Para entonces hacía versos con suma facilidad y como siempre le había atraído la política “en las largas noches del destierro oía contar al viejo General Urbina la interesante relación de los sucesos de la época” y con su amigo José María Urbina Jado (hijo del citado General) comenzó a publicar numerosas poesías en el periódico limeño “Las Noticias Matrimoniales.”

En 1875 murió asesinado en Quito el tirano Gabriel García Moreno y el 76 subió al poder su sucesor Antonio Borrero Cortázar que gobernó sin apoyarse en los liberales, pero meses más tarde triunfó la revolución del General Ignacio de Veintemilla y su padre regresó finalmente al país. Nicolás Augusto tenía dieciocho años y tradujo del francés la poesía “La Vieja Bandera tricolor” del General Beranguer, composición que anunciaba su claro ideario liberal.

Por esos días escribió el drama en tres actos y en verso titulado “Hojas Secas” en 64 págs. Al año siguiente su amigo el General Cornelio E. Vernaza lo recomendó a Juan Bautista Elizalde Pareja y juntos fundaron el diario “La Nación” de Guayaquil. González fue redactor único y fijo para escribir los editoriales, regularmente las crónicas, una bien trazada revista de la quincena y hasta contribuía con sus composiciones en la sección literaria denominada “El Parnaso” bajo el pseudónimo de “El Hijo del dolor”, despertándose un noble empeño en la juventud intelectual del Guayas.

En 1878 figuró entre los editores de “El Imparcial” que dirigió el escritor proletario Torcuato Follaín y cuyos talleres fueron destruidos por el gobierno. En Septiembre del 79, sus escritores fuerin perseguidos y presos, Nicolás Augusto fue llevado a Quito y tras diecinueve días en prisión le visitó el General Veintemilla que le hizo su secretario privado con cien pesos mensuales, por esa su amabilidad y cortesanía que siempre le abría las puertas y conquistaba los corazones. El 79, a causa de una colaboración poética en “El Fénix” de la capital, criticada por José Modesto Espinosa, polemizó sobre literatura, para lo cual fundó en Noviembre, en la imprenta del Gobierno, el bisemanario político y científico “El Orden” donde escribió de todo, desde versos y novelas de folletín de carácter filosófico y social, hasta artículos sobre el régimen municipal, política, finanzas, arte y unos “Retratos a pluma del Partido Negro del Ecuador” contra las principales figuras del garcianismo, también criticó a Juan Montalvo por atacar al régimen y defendió la honra “del más angelical y puro de los seres”

– Marietta de Veintemilla Marconi – secretaria y sobrina del Presidente.

En “El Orden” fomentó las bellas letras y cuando en 1880 arribó de paso por América Latina la célebre viajera y escritora Emilia Serrano García, natural de Granada, más conocida como la Baronesa de Wilson, al tratarle dijo: “Es un novel poeta que escribe con aplomo Retratos a Pluma enriquecidos con gráficos matices, con datos y documentos de alta importancia para la historia”, augurándole notables triunfos.

Ese año fue designado Director del Diario Oficial y allí salieron: su comedia original en tres actos y en verso “El Mundo del Hombre” en 75 págs. dedicada a sus amigos Roberto Espinosa, Juan Abel Echeverría, Quintiliano Sánchez y Leonidas Pallares, melodrama de argumento falso y mal llevado, desarrollo ilógico, fin truculento pero enriquecido con versos sencillos y fáciles, así como: “Amor de reina y amor de esclava”, “Las dos culpas” y “El ramo de flores”.

El 20 de Mayo de 1881, la compañía de teatro Baldecchi – Gómez estrenó en el teatro Lírico y Dramático de Quito su comedia en tres actos y en verso titulada “Entre el amor y el honor” publicada un año después en 78 págs. que dedicó al Jefe Supremo Ignacio de Veintemilla. La obra es de carácter romántico, creciente en intensidad e interés hasta llegar a la resolución final. La versificación fácil, aunque sin calidad, contiene varios monólogos que rellenan las escenas para darles mayor extensión. Con esta obra se convirtió sin lugar a dudas en el dramaturgo del momento. Ricardo Descalzi ha opinado: Además de estas obras, sabemos que el autor dio a la luz o escribió al menos cerca de medio centenar, de mi parte agrego que siempre fue Nicolás Augusto un gran trabajador, poseía una facilidad asombrosa para versificar y componer obras de teatro, novelas, artículos de prensa, en fin, era un portento de escritor.

Se le conocen también sus tragedias “Tumba de un sueño” y “En la frente del maldito”. Las comedias originales en un acto y en verso “Flores y espinas”, “En la edad está el misterio”, “Seductor que no seduce” y el juguete cómico en un acto y en prosa “Por un sereno”.

También en 1881 editó el poema lírico “El Poeta” donde aparece la ciencia, el amor, la duda, el desengaño, la lira rota, en 23 págs. El 82 sacó los dramas históricos “Amor y Patria” en asocio con su amigo Alfredo Baquerizo Moreno, que trata sobre el asesinato de los próceres en el Cuartel Real de Lima de la ciudad de Quito y las vicisitudes pasadas por el Capitán Mariano Castillo que sobrevivió a esa tragedia, de la que se conoce una segunda edición en 1886 en Lima, y “Miguel de Santiago” en tres actos, “cuyo tema sugiere posibilidades dramáticas diferentes y mucho más interesantes para el teatro ecuatoriano.”

De regreso a Guayaquil desempeñó la secretaría del Concejo Cantonal y publicó “Ensayos Poéticos”, ramillete en que juntó sus pesias con las de Baquerizo Moreno y Juan Illingworth Ycaza, en 202 págs.

En 1883 fue Secretario de la Gobernación de Los Ríos con asiento en Babahoyo. El 84 editó en “La Nación” una historieta que parece cuento y no lo es, titulada “Al Abordaje”.

El 16 de Febrero de ese año había aparecido la primera edición del diario “El Telégrafo” bajo la dirección de Juan Murillo Miró contando con Nicolás Augusto González de primer Redactor, que a mediados de año se ausentó a Guatemala llamado por el Presidente de esa nación General Justo Rufino Barrios, quien le guardaba una afectuosa amistad y brindó su protección haciéndole su Secretario privado y Director del “Diario de Centroamérica” órgano oficial de ese gobierno. Un artículo suyo originó la histórica polémica sobre el suicidio de la gran poeta ecuatoriana Dolores Veintemilla de Galindo.

En 1885 se hallaba atareado escribiendo sus Memorias cuando estalló la guerra con la vecina república de El Salvador. Barrios dirigió la invasión pero murió el 3 de Abril de 1885 en la batalla de Chalchupa. González, que estaba a su lado, salvó la vida, poco después publicó la hoja “Justicia Nacional” sobre una tentativa de asesinato al General Alfaro y el 15 de Septiembre pronunció un discurso en el templo masónico “Escuela de Cristo” por la celebración del 64 aniversario de la independencia de Guatemala, impreso en 17 págs. Era activista masónico y llegó a Gran Maestro grado 33.

En 1886 consiguió trabajo en la redacción del diario “El Comercio” de Lima y con tres hijos naturales que criaba por muerte de la madre y a los que mantenía consigo, raptó a la joven Delia Castro Márquez de casa de sus padres, que estaba al lado del edificio de El Comercio, subiendo por una escalera y entrando por la ventana del cuarto de ella, pero enseguida se casó.

Delia Castro Marquéz, llamaba la hermosa quinceañera muy menor a él que ya frisaba en los veintiocho años. Ella era “de cabellos negros y sedosos”, que conoció porque ella acostumbraba trepar al techo de una casa vecina movida por la curiosidad de observar el interior de la imprenta de El Comercio. González llevó al matrimonio a sus hijos y así, de improviso, la joven desposada fue madre adoptiva y esposa al mismo tiempo. Ella era hija legítima de Juan Castro y Ocete, célebre tenor, actor y escritor español natural de la villa de Motril y llegado á Lima en una compañía de Opera y de Manuela Antonia Márquez y García de Saavedra, hermana entera de los poetas y literatos peruanos José Arnoldo y Luís Enrique Márquez, ambos laureados.

Ese año publicó en Lima el folleto político “Caines de oficio” sobre la conspiración del Presidente Plácido Caamaño para asesinar a Eloy Alfaro en Centroamérica, en 58 págs. El folleto causó revuelo internacional y situó a González en la avanzada del radicalismo americano, enemistándole para siempre con Caamaño.

En 1887 salió electo Diputado por Esmeraldas pero el gobierno anuló la elección. Entonces la librería limeña “Boix – Ferrer” encomendó a tres literatos notables la tarea de escribir los episodios nacionales de la Guerra del Pacífico en lenguaje sencillo, claro, breve y de fácil comprensión. González compuso él solo un grueso volumen titulado “Nuestros Héroes” que a visto varias ediciones. Conozco la de Barcelona, profusamente ilustrada, de fines de siglo pasado y una última que acaba de editar el gobierno peruano.

Poco después el Dr. César Cordero escribió en Lima sin su firma un artículo histórico sobre el crimen del Mariscal Sucre. Julio Salazar Arboleda, hermano del General Francisco X. Salazar, Ministro Plenipotenciario del Ecuador, lo atribuyó equivocadamente a Nicolás Augusto. Este se defendió por la prensa. Alfaro, que residía exiliado en la capital peruana, aprovechó del incidente para entregarle algunos apuntamientos sobre aquel asesinato, que el joven ecuatoriano Miguel Rivadeneira Andrade había obtenido de manos de Ricardo Palma y éste a su vez del viejo bibliotecario nacional de Lima, Francisco de Paula Vigil, De allí surgió su mayor y más importante obra “Cuestión Histórica, el asesinato del Gran Mariscal de Ayacucho” en la que acusó del crimen al General Juan José Flores y cuyos dos primeros volúmenes aparecieron entre 1887 y 89 desatando en su contra la persecución y el odio del nuevo Presidente ecuatoriano Dr. Antonio Flores Jijón, quien trató de impedir la circulación de la obra haciéndola retirar de las librerías y hasta de las puertas del diario “El Comercio” aunque de otros órganos de la prensa limeña le fueron negadas. Por entonces solo colaboró en la revista “La Opinión Pública” de Guayaquil y el 88 dio a luz el poema dramático, original y en verso, titulado “El Águila Cautiva” en 47 págs. y el 89 “Mignon” arreglo en verso castellano en tres actos y cinco cuadros de la ópera de ese nombre, que triunfó dieciocho noches seguidas en el teatro “Lara” de Lima con llenos completos y el drama en verso “Fuegos Fatuos” aparecido en la revista “Social” de esa capital. También zahería con artículos urtipicantes al Presidente Flores bajo el pseudónimo de “Isidorito” usado a medias con Luís Felipe Carbo y Amador, en clara alusión a un sobrino de dicho Presidente, llamado Isidoro Barriga y Flores, fallecido en Quito de solamente quince años a causa de una fiebre tifoidea, en cuya memoria su tio había publicado un folleto conteniendo una elegía fúnebre con ese título.

En 1890 sus hijas Haydee y América enfermaron gravemente de viruelas y temeroso del contagio dispersó a la familia y pasó con ellas a un pequeño hotelito de propiedad de la señora Rosario Henriques en el callejón de Petateros donde permanecieron un mes.

Mientras tanto moría la pequeña América pero se logró salvar a su hermana y cuando quiso salir del hotel encontró que debía más de cien soles, de los cuales solo pudo abonar cuarenta y por saldo dejó el baúl con ropas, libros y manuscritos. Allí quedaron varios de sus originales y entre ellos el tercer volumen de su “Cuestión Histórica”. Entonces decidió regresar al Ecuador pues su situación económica se había vuelto extremadamente estrecha, recordó que su amigo Leonidas Pallares Arteta era secretario de la presidencia de la República, le pidió un salvoconducto pero este se lo condicionó a que previamente debía humillarse ante el Presidente Flores Jijón.

González no estaba enjuiciado pero temía la retaliación de la poderosa familia Flores, así pues, consultó con el notable abogado Dr. Lorenzo Rufo Peña León, quien le aseguró que el crimen de Sucre estaba prescrito y en consecuencia cualquier incidente relacionado con dicho acontecimiento histórico era extemporáneo. Con todo, le prometió su patrocinio

profesional en caso de necesidad y le aconsejó viajar a Guayaquil. González prefirió esperar el final del período presidencial de Flores Jijón y entonces aprestó las maletas.

La sociedad limeña lo despidió cariñosamente y hasta hubo una función de teatro en su beneficio con lleno completo pues había ganado la general simpatía. El 7 de Mayo de 1892 arribó a Guayaquil con su familia tras ocho años de ausencia. Venía aureolado por su reciente ingreso a la Academia Nacional de Historia de Venezuela y por su calidad de miembro del Ateneo de Quito y del Círculo de Periodistas Literarios de Lima donde había sido secretario, pero también le acompañaba como lastre su fama de escritor polémico, Masón grado 33 y activista liberal radical.

La prensa le tuvo de inmediato en su seno y pronto menudearon las solicitudes de colaboraciones. El periodista José de Lapierre le consiguió la dirección de la Escuela de Letras Rocafuerte de la Sociedad Filantrópica del Guayas, pero a pesar de la buena labor que allí desarrolló y de los brillantísimos exámenes que rindieron sus alumnos a fin del año lectivo, tuvo que renunciar por la prensa ante la injusta persecución que le hizo el presidente de dicha entidad Francisco García Avilés, que estaba emparentado politicamente con los Caamaño.

Con Lapierre colaboró en el diario “El Tiempo” y en el semanario “La   Alborada”,    oponiéndose    a la candidatura presidencial del candidato progresista General Francisco X. Salazar con una serie de fuertes artículos aparecidos en el periódico “Los Andes” que dirigía.

A poco falleció Salazar de fiebre amarilla y los progresistas le sustituyeron con el Dr. Luis Cordero Crespo, mientras los liberales radicales unificaban fuerzas con los conservadores en torno al Dr. Camilo Ponce Ortiz. Contra ese pacto escribió González, le salió al paso Manuel J. Calle y se insultaron por la prensa. Calle le dijo que era el tostado de las letras nacionales y éste le respondió: ratón de altar chiquito, bizco, torcido de ojo como de alma, y no se volvieron a tratar el resto de la vida.

En 1891 se mantenía en suma pobreza, habitaba con su numerosa familia en un tugurio en el callejón Loja en Ciudavieja – oscurito y estrecho cucurucho, una casi buhardilla – mantuvo una violentísima polémica con el periodista Vicente Becerra dueño de “El Globo” por un llamado a la cordura que realizó González Tola para evitar el conflicto armado con el Perú. Una noche, la turba armada fue a su casa a gritarle: peruano traidor y otras lindezas, pero este no se amilanó y les enfrentó desde su balcón y utilizando palabras vibrantes y magnéticas logró calmarlos y hacerles disolver aunque poco faltó para que lo lincharan.

En 1893 su amigo el poeta Numa Pompilio Llona y el Cónsul de España en Guayaquil Juan Rodríguez Rubí, le solicitaron al Ministro del Interior Pablo Herrera, el nombramiento de Cónsul del Ecuador en alguna ciudad de Europa, pues tenía un hijo que necesitaba atención inmediata porque estaba paralítico a consecuencia de una desgraciada pelea callejera en Lima y a pesar del tratamiento que años más tarde le hicieron en Europa no logró la total rehabilitación.

En 1894 fue designado Cónsul en Jerez de la Frontera, Extremadura, España, pero sus enemigos inventaron la patraña que había vendido al gobierno los originales de sus restantes volúmenes de “Cuestión Histórica” y ya iba a viajar cuando se conoció el vergonzoso asunto del negociado de la venta de la bandera, principiaron las revueltas y en una de ellas murió su concuñado Gabriel Urbina Jado. Para colmos, en medio del caos, Fernando García Drouet, más por retaliaciones y odios personales, ordenó su destierro a Panamá.

Al triunfo de la revolución Liberal el 5 de Junio de 1895, con dinero facilitado por Alfaro despignoró su famoso baúl y salieron a la luz los volúmenes tercero y cuarto de su “Cuestión Histórica” entre 1895 y el 96, cubriendo el gobierno los gastos de imprenta. La obra tiene una extensión total de 530 páginas aproximadamente y está considerada maestra en su género, por la abundancia del material consultado, fácil y hermoso estilo, lógica irrebatible en sus conclusiones.

En 1896 editó su composición poética “Cuba”, cuatro palabras sobre la revolución de Febrero del año anterior en que perdió la vida José Martí, en 14 págs. En este asunto de la libertad de Cuba, como en muchos otros asuntos y materias, Nicolás Augusto González Tola fue un periodista de avanzado ideario liberal.

El 97, por chismes y malos entendidos de personas que querían hacerle daño debido a su carácter expansivo y locuaz que nada ocultaba, se distancio con el General Alfaro y regresó a Lima muy decepcionado del caudillo.

EL 98 fue nuevamente Jefe de Redacción de “El Comercio” y publicó “Memorias de Cuarenta Años, el drama de mi vida” dedicado a sus amigos Javier Prado Ugarteche y Carlos Prince en 140 págs. En 1900 fue censurada en Lima su obra dramática “El Capitán Mártir” que trata sobre el discutido proceso contra el Capitán Dreyfus. El 31 de Diciembre el Director de El Comercio le pidió que escriba un canto al siglo XX y lo compuso magistralmente en pocas horas, apareciendo bajo el título de “Fin de siglo” en la edición del l de Enero de 1901, después salió su Conferencia sustentada en el seno del Comité “Diez de Agosto” del Callao con el nombre de “El Ecuador en el Conflicto Internacional del Pacífico” en 34 págs. y cuando concluyó el período de Alfaro volvió al país, pero ni bien arribó cayó gravísimo con bubónica, salvándose en secreto, en su casa, para que no le llevaran al lazareto. Para reponer fuerzas siguió con su familia a Quito y trabajó en diferentes diarios del gobierno durante más de un año.

En 1903 era redactor de “El Grito del Pueblo”, escribía con el pseudónimo de “Huancavilca” y en una salita llamada la biblioteca reunía a numerosos poetas e intelectuales para conversar de literatura y otros temas del momento. Ese año ganó veinte mil pesos por una traducción del francés, idioma que dominaba, encargada por una editorial de España. En “El Grito del Pueblo” estuvo con intermitencias hasta 1905.

El 5 también triunfó en los primeros Juegos Florales realizados en Guayaquil, obtuvo la Flor Natural en hermosa velada lírica celebrada en el Teatro Olmedo y mantenía una acreditada columna en el diario “El Guante” titulada “La Tertulia”.

En Enero de 1906, al producirse el triunfo de la revolución de Alfaro volvió con los suyos a Lima. Meses después se enteró que el gobierno ecuatoriano había publicado la segunda edición de “Cuestiones Históricas” refundiendo los cuatro volúmenes en uno solo, sin reconocerle derechos de autor.

En 1907 editó “El Nuevo Childe Harold” con poemas históricos en 124 sonetos y estando en Buenos Aires con su hijo Víctor, casi paralítico, a quien hacía tratar de varios médicos,

solicitó a su amigo el Presidente de Guatemala, General Manuel Estrada Cabrera, le lleve a ese país, como efectivamente ocurrió. A fines de año se instaló con los suyos en esa capital, dirigió el periódico oficial y preparó las elecciones.

A principios de 1908 su hija Blanca Delia cayó gravísima con tifus y aunque sanó, quedó tan delicada del corazón, que falleció tras sufrir un infarto. Tenía dieciocho años solamente. No pudiendo soportar el dolor de su ausencia, su padre solicitó al Presidente Estrada Cabrera que lo envíe de Cónsul a cualquier parte de Europa.

Superada la crisis partió en Abril a Málaga, cumpliéndose su sueño de conocer Europa. Fueron con él sus dos hijos mayores, Víctor, para someterse a un tratamiento y Nicolás Augusto. Ofreció mandar a recoger a su esposa y al resto de la familia. Ese año editó en Madrid su novela “La Llaga” en 250 págs. y el poemario “Himno y Cenizas” en 176 págs. con prólogo de Luis Villarazo hijo; pero en Málaga conoció a la joven española Luisa de Perera, de solamente catorce años de edad, con quien empezó a hacer vida marital, complicándose la existencia. Después se casarían. Haciendo trampita pues seguía casado en Lima con la señora Castro, pero dicho matrimonio jamás se había inscrito en España, de suerte que en dicho país era de estado civil soltero.

En 1909 publicó “Bronces” en 246 págs. en la editorial Garnier hermanos de París con prólogo de Luis Villarazo hijo y datos biográficos del literato por Adolfo Jiménez Casado. Ese año editó “Horizontes” en 219 págs. igualmente en Garnier hermanos, con poemas escritos desde 1899 que causaron furor en Guayaquil por sus versos aconsonantados y modernistas. “Mi Musa” una de cuyas estrofas dice así // ¿Qué es mi Musa? / No es la pálida, la anémica buscona / que su silueta confusa / refleja en el lodo y la sien corona / con lirios marchitos, con crenchas teñidas / con el oro falso de agua oxigenada / No es mi ardiente musa como esas pérdidas / que corren las calles en noche callada…// de manera que bien puede figurar entre los precursores del movimiento modernista en el Ecuador.

A los pocos meses ese año 9 cesó en sus funciones y más tarde – en 1910 – regresó a Guayaquil acompañado de la señora de Perera. Su hijo mayor Nicolás Augusto seguía en España estudiando mientras su esposa e hijas continuaban en Guatemala en mala situación económica por supuesto. Después pasarían ellas a Lima, roto el matrimonio. Allí trabajarían de obreras en diferentes imprentas pues eran mujeres cultas.

Ni bien había arribado a Guayaquil le correspondió entregar una Lira de oro a su amiga la poetisa Dolores Sucre Lavayen en solemnísima ceremonia realizada en el Teatro Olmedo, que casi terminó en escándalo cuando se presentó con su nueva esposa y las damas del Comité organizador amenazaron con retirarse, pues no aceptaban eso de los dos matrimonios. El eclesiástico en Lima con la señora Castro y el civil en España con la señora de Perera.

Nuevo viaje a Lima, arribaron el mismo día que Piérola derrocaba al presidente Augusto B. Leguía, amigo del poeta, quien plegó a su defensa y cuando los soldados liberaron a Leguía y éste asumió nuevamente el mando, le premió entregándole pasajes para Buenos Aires.

En 1911 Calle le escribió un hermoso elogio pero no se produjo la reconciliación. En 1912 regresó con sus dos hijos a Guayaquil, Víctor ya estaba paralítico del todo y fue designado Cónsul del Ecuador en Madrid pudiendo viajar por varios países de Europa, pero como el clima marítimo de Marsella posiblemente le asentaría a Víctor pidió el traslado a ese puerto del mediterráneo.

La editorial Garnier Hermanos de París editó sus novelas dramáticas “Thea” en 201 págs. que dedicó a su hija Haydee y “El Ultimo Hidalgo” en 223 págs. que apareció sin fecha y escribiera en solo veinte días. El argumento de Thea es como sigue, Thea es una noble francesa casada con un rico heredero pero se consigue un amante y cuando después de numerosas peripecias es descubierta, muere. Su hija Regina consigue que su padre Luciano le perdone antes de expirar. En cambio el Ultimo Hidalgo trata sobre un plebeyo que tras una infancia misérrima llega a Ministro. Una dama noble que en su adolescencia se le había entregado, tuvo que solicitarle mucho después que se casara con ella, pero él se negó. Como se ve, drama decimonónico, recargado por romántico.

En 1913 finalizó sus labores pero aún el 14 seguía en Francia y pasaba pobreza, por eso – cuando Alfredo Flores y Caamaño le entregó una fuerte cantidad de dinero – firmó en

Barcelona una retractación notarizada de lo expuesto en su libro “Cuestiones Históricas” y hasta pignoró su “inmenso bagaje literario a Madame Candiel en Marsella y a Madame Vda. de Serré en Burdeos”, que jamás pudo ser recuperado a pesar de las gestiones que realizaron tras su muerte los albaceas.

De nuevo en Guayaquil escribió para numerosas publicaciones, entre otras para “El Diario Ilustrado” y en “El Grito del Pueblo Ecuatoriano” abrió una columna y usó el seudónimo de “Antisana” que pronto hizo famoso. Era considerado uno de los periodistas más importantes del continente americano y sus obras circulaban a nivel internacional.

“De espíritu sumamente liberal e ilustrado, poeta inspiradísimo”, vivía en un departamento bajo alquilado en la segunda cuadra de la calle Bolívar en honorable pobreza, aquejado de una molestosa nefritis y veía desfilar sus penas frente a la ventana, pensando en sus hijas que pasaban vicisitudes en Lima, donde trabajaban de obreras.

En 1916 empezó a publicar por entregas en El Grito del Pueblo Ecuatoriano su obra “La Herencia del Dolor”, cuyos originales se conservaban hasta 1949 en la Biblioteca de Autores Nacionales “Carlos A. Rolando”.

A principios del 17 fue nombrado por su amigo el Presidente Baquerizo Moreno, encargado de negocios en Buenos Aires y al anuncio de su viaje se formó un Comité presidido por el Dr. José Luís Tamayo para obsequiarle una Lira de Oro primorosamente labrada y un Álbum autográfico como anteriormente se le había entregado a Numa Pompilio Llona y a Dolores Sucre. El Apoteosis del poeta se realizó en el Salón de Honor del Rocafuerte, que la revista literaria Renacimiento calificó de acto grandioso y elocuente en todos sus detalles. Entonces recitó su canto “Amor y Patria” que el comité editó en 12 págs. y escribió su testamento literario designando a Francisco J. Falques Ampuero “el poeta digno de heredar la lira que Llona me legó en pública actuación.”

Tras este Canto del Cisne pues se sabía su delicado estado de salud y la proximidad de su fin, partió con doña Luisa y su hijita recién nacida, a quien le decía Coqui, sabiendo que no iba a regresar. En el Callao se emocionó con sus hijas mayores (las González Castro) que no le guardaban rencor por el abandono en que las dejó y lloró al abrazarlas, siguió a Santiago de Chile donde le robaron su equipaje, perdió la Lira y el Álbum. Su hijo Nicolás Augusto, quien también le acompañaba desde Lima, quedó en el hogar de una tía materna.

Al final arribó a Buenos Aires muy decaído espiritualmente; sin embargo, pronto comenzó a escribir la sección Vida Internacional para el Diario La Prensa y en la Revista Ilustrada del Río de la Plata pero al enterarse del trágico fin de su hija Haydee que murió envenenada en Guatemala mientras guardaba prisión a consecuencia de la labor periodística que realizaba, sufrió un serio revés de salud y falleció el 18 de Enero de 1918, a consecuencia de un súbito ataque cerebral, faltándole únicamente tres meses para cumplir sesenta años, aunque aparentaba más,

Sus restos fueron enterrados con honores en el panteón de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) del Cementerio de Buenos Aires. El 19 su joven amigo el poeta Medardo Angel Silva en un artículo titulado Nosotros, publicado en el diario El Telégrafo, le recordaba así: el viejo González pedía tregua al dolor para soñar un poco y tuvo para nosotros (los poetas jóvenes) cariño de abuelo, poniendo la hélades de su invierno al contacto de nuestros estíos y dando de sus últimas cosechas frutos ya madurados del árbol de su espíritu, que en actitud desesperada tendía aún hacia el vislumbrar lejano del sol de las cumbres.

Su viuda casó en Buenos Aires con un caballero muy rico y tuvo un final feliz, rodeada de amor y comodidades. Falleció en la década de 1980 en mar del platas.

En 1976 cuando desempeñé una de las concejalías de Guayaquil y siendo comisionado de Cultura solicité que se disponga la repatriación de sus restos con honores pero el Alcalde contestó: dejemos que los muertos descansen en paz, a lo cual respondí: ¿Quién le ha dicho que los poetas mueren? ellos viven y vivirán en sus versos mientras existan admiradores que los sigan leyendo y recitando.

Está considerado el mayor dramaturgo ecuatoriano del siglo XIX, Ricardo Descalzi ha recogido en su Historia del Teatro Ecuatoriano parte de su cuantiosa producción expresándose en los siguientes términos “Su repertorio dramático comprende tragedias, comedias, juguetes cómicos, tanto en prosa como en verso, utilizando con más profusión la forma poética.

Sus piezas, en número de cincuenta y más, las divide en uno y tres actos, estrenando varias de ellas en Quito y Guayaquil alternativamente. Sus obras también se representaron en ciudades de otros países, especialmente en Lima, donde vivió largas temporadas como desterrado o en ostracismo, dedicado a la vida periodística. De entre ellas, todas escritas en verso a excepción de “Por un Sereno”, vertida en prosa, podemos mencionar “Amor de Reina y amor de Esclava”, drama en tres actos estrenado por la Compañía Gómez. “Flores y Espinas” sainete en un acto, “Seductor que no seduce”, sainete en un acto. “Hojas secas”, drama de tres actos estrenado por la Compañía María O’ Lohalin, “En la edad está el misterio”, juguete cómico en un acto, “El mundo del Hombre” drama en tres actos, “Tumba de un sueño”, drama trágico y fantástico en tres actos. “El Águila Cautiva” drama trágico de un acto. “Miguel de Santiago” drama histórico en tres actos, “En la frente del Maldito”, drama trágico en tres actos, “Entre el amor y el honor”, comedia de tres actos, “Amor y Patria”, tragedia en tres actos.

Isaac Barrera ha dicho que González Tola nació con la inquietud que no le dejó por mucho tiempo en ningún lugar y con tantas y tan magníficas disposiciones intelectuales que se distinguió como cultivador en todos los géneros literarios con abundancia y prodigalidad que asombran. Una abundancia de esta clase tiene que quitarle vigor a la obra. Escritor fecundo se le ha llamado, no es una fecundidad tan solamente la que se encuentra de abundancia intelectual, sino una fuerza que tenia dificultad para detenerse. Estaba lleno de energía y talvez procedía acosado por las necesidades. Recurría a la cantera inagotable de ingenio y daba cuanto se le pedía. Periodistas de esos que saben captar el momento fugitivo para ostentarlo ante los lectores, hizo en la prensa peruana célebre su pseudónimo de Huancavilca y en Guayaquil escribió en numerosísimos periódicos y sobre todo asunto, por eso el periodismo del Ecuador le debe mucho…

Poeta romántico, aunque inspirado en los maestros franceses y por ello precursor del modernismo en el Ecuador. Autor prolífico que mantuvo su vocación dramática y periodística, a la par de novelista e historiador. Pero tuvo la mala suerte de ser pobre, vivir en un país pobre, lleno de hijos que mantener, y por eso su vida fue un drama largo y penoso porque le faltó espacio para lucir su genio.De estatura regular, de tez blanca, la cabellera rubia, ojos azules y vivaces, se peinaba a la Marconteau. Marido y padre cariñoso. En familia gustaba cocinar. “Espíritu sutil, vivaz, la mente talentosa, erudita, documentada. La fantasía ardiente, luminosa, donde el ingenio se rompía en la música estupenda que él aplicaba a su poesía nítida, armoniosa, fulgurante. Su mente era nido fecundo. Una claridad auroral iluminaba esos ojos. Su pensamiento no tenia espacio bastante para desplegar las alas, por eso se asfixiaba de pena sin poder llorar.”